Versus el ensordecedor eco de las fronteras invisibles, las errantes almas hallaron en la tierra extraña cálidos susurros de bienvenida. En el lodo de la desconfianza, se alzaron con brío los brotes del entendimiento. Un nuevo amanecer estaba a punto de romper la noche oscura de las diferencias que separan, para construir con ellas la rica identidad de una unidad diversa.
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