“¿Dónde estás, papá?” es más que un libro; es un viaje emocional que trasciende las generaciones. Escrito en 1987 y rescatado más de tres décadas después, este manuscrito guarda los pensamientos y sentimientos de un padre, plasmados en palabras que cobran nueva vida en las manos de su hija. En un día crucial para la nación (el 23 de julio de 2023, día de elecciones), la hija finaliza la transcripción de la obra, preguntándose si este acto es un guiño del destino o una conexión trascendental con su padre.
La historia nos lleva a reflexionar sobre los lazos familiares, el paso del tiempo y las decisiones que modelan nuestro futuro. ¿Es posible encontrar respuestas en las palabras de alguien que ya no está físicamente con nosotros? ¿O es acaso la búsqueda misma la que nos da sentido?
Este libro es un tesoro para todos aquellos que buscan entender las complejidades de las relaciones familiares y la impermanencia de la vida. Atrévete a abrir sus páginas y encontrarás no sólo las palabras de un padre, sino también las respuestas a preguntas que tal vez ni siquiera sabías que tenías.”
Antes que nada, quiero deciros que el deseo de publicar este libro de mi padre es algo compartido por toda la familia. Era algo que mis hermanos, mi madre y yo queríamos hacer desde hace muchísimo tiempo. Luego, vino mi promesa: hacer este deseo realidad en el momento en el que consiguiera mi plaza en el cuerpo docente de secundaria y bachillerato. Y, aunque la cosa se ha demorado más de lo que hubiera querido, por fin llegó el momento y este verano he podido embarcarme en esta tarea.
Quiero agradecer a mis editores la ilusión con la que han acogido este proyecto. Decidí publicar con Exlibric por ser una editorial malagueña: están en Antequera. Quería tener la posibilidad de conocer personalmente a la gente en la que iba a depositar mi confianza y no me he equivocado. Vuestro trato ha sido en todo momento profesional y familiar a la vez. Me emocioné con la valoración que Rocío Giménez hizo de la obra, que fue el pistoletazo de salida para empezar a hacer realidad este sueño. Cuando Carlos (Torres) se reunió conmigo para hablar del contrato, no podía dejar de sonreír. Disfruté de la visita a vuestras instalaciones y allí, por fin, le puse cara a Carlos (Rodríguez), que es, sin duda el que me ha acompañado hasta ahora en todo el proceso, enviándome las primeras pruebas de maquetación, etc.
Un momento especial ha sido, para mí, cuando Carlos me envió las opciones de cubierta para que eligiera. En esa cubierta ya se veía impresa la sinopsis que os he leído y, no sé, supongo que leer algo que otra persona, al margen de mi propia familia o yo misma, ha escrito sobre el libro de mi padre me ha hecho latir fuerte el corazón.
Me fui con esa energía a caminar esa mañana por el paseo marítimo y mirando al cielo nublado y al mar, como en la misma portada del libro, me dije que esté donde esté mi padre ahora, volverá a tener voz en el mundo gracias a este libro.
No sé cuántos te escucharán, papá, ni cuándo exactamente, ni dónde, pero ese misterio forma parte de la belleza de publicar un libro. Como soñar es gratis, quisiera soñar que este libro será leído primero por mucha gente que te apreciaba y que esa gente querrá, tal vez, incluso regalar un ejemplar a otras personas, y que entonces te leerán desconocidos que podrán dejar de serlo. Tal vez, reciba sus mensajes en ese rinconcito que he preparado para recibirlos y pueda leer sus opiniones o sus sensaciones, o sus anécdotas. No sé, tal vez acabe conociéndote de una forma nueva a través de ellos. ¿No te parece bonito? Yo creo que sí que te gustaría. Y ése es el ánimo con el que, desde un principio, decidí ponerme manos a la obra. Por ti, y para mamá.
Estoy ansiosa por ver a mi madre con su ejemplar entre las manos. Espero, mamá, que disfrutes de volver a leer el libro, pero ya hecho libro de verdad. Que aunque ya te sabes la historia, nunca la has leído de esta manera. Y, desde luego, espero que lo poco que hay dentro que no conoces, lo recibas con el amor con el que está hecho para ti. También tú estás invitada a dejar en esa biblioteca virtual aquello que te apetezca decir. Que tus recuerdos enriquecerán sin duda ese espacio. Te queremos infinito, mamá, aunque en demasiadas ocasiones no sepamos hacer justicia a ese sentimiento.
Quiero dar las gracias a mis hermanos por permitirme hacer esto posible de la manera en la que he considerado que es mejor. Decidir que los beneficios de la venta de esta obra sean para contribuir a la labor del CIMES, el Centro de investigación medico sanitaria de Málaga, en su empeño de buscar mejores métodos de diagnóstico y tratamiento del cáncer, no ha sido casual. Creo que nuestro padre era una persona generosa y altruista, que lo demostró en numerosos momentos de su vida y que se sentiría orgulloso de nosotros por hacer que, de esta manera, pueda demostrarlo una vez más. Creo que mi madre es, del mismo modo, otra persona volcada en ayudar a todos los que la rodean, por lo que, al contarle cuál era mi intención, no dudó de que era la mejor forma de poner en valor la historia de este libro. Pero no podía haber sido así si mis hermanos no lo hubieran aceptado. Y debo decir que, de hecho, mi hermano pretendía que el libro se distribuyera de forma totalmente gratuita, con la intención de que las reflexiones de mi padre fueran compartidas como si de un software libre se tratara. De tal palo, tal astilla, no me diréis…
Bueno, nene, yo creo que, con un poco de suerte, a papá lo leerá mucha gente, y ese precio justo al que mis editores y yo hemos llegado, servirá para algo muy bueno. Así que espero que te sientas orgulloso de ser parte de esto.
Cuando hablo de familia, casi siempre me refiero al núcleo interno de la misma, mi madre y mis hermanos, pero, en esta ocasión, sin pretender desmerecer a otros miembros, me refiero también a mi tío Luis. Tito, te quiero dar las gracias por estar junto a nosotros. Tengo recuerdos de ti desde que era una enana, ésos muchos más felices que aquel en el que nos levantaste de la cama para que fuéramos contigo al hospital, porque había llegado la hora. Pero, así es como se conforma el cariño duradero, cuando pasa el tiempo y te das cuenta de que una persona forma parte de tus recuerdos en los momentos buenos y también, sobre todo, en los malos momentos.
La publicación de este libro también es para ti. Poco sé de las millones de anécdotas que tienes con mi padre, pero sí sé bastante del amor de hermanos. Fuiste un gran hermano para mi padre; yo diría que mi madre te quiere como a tal, y eres un gran tío para nosotros. Te queremos.
Antes de terminar este capítulo, quiero agradecer, sin duda, a mi amiga Rocío Lavado y al resto de su equipo, dirigido por el Dr. Emilio Alba, la labor que desempeñan en el Laboratorio de Biología Molecular del Cáncer del CIMES. Me llena de orgullo y satisfacción (como diría Aquél) que “¿Dónde estás, papá?” esté vinculado, aunque sea de una forma muy pequeñita, a ese gran trabajo que hacéis. Contigo, Rocío, he llorado mucho la pérdida de mi padre en aquellos años de facultad. Tú lo conociste. Me dio la sensación de haber puesto la última pieza de un puzzle cuando, al hablar contigo, supe que el Laboratorio en el que investigáis vosotros debía ser el beneficiario perfecto de mi deseo, del deseo de mi familia.
Amigos, conocidos y desconocidos, gracias por escuchar este capítulo de Batiburrillo “¿Dónde estás, papá?”. Animaos a adquirir un ejemplar de este libro a través de la web de Exlibric: Estoy segura de que no os dejará indiferente su obra. Gracias por leerle a él y gracias por escucharme (o leerme) a mí.