Si la amistad te ha traido por aquí, eres bienvenido para compartir mis momentos de tranquilidad, aquellos que podré dedicar a este diario, sin guión, ni intención.
Y si es el azar lo que ha hecho que aterrices con un click en este blog, bienvenido también: si llegaste y encontraste algo que te sirva, mejor.

Polizón a bordo:Luan

Por si fueran pocos, aquí nace otro proyecto: 


Aún no sé exactamente qué cuerpo tomará este engendro. En principio no es más que otra forma de contar historias. Luan es una mujer de cuarenta años como yo, que tiene o tendrá seguro mucho de mí. Sus historias tomaran vida de mi realidad o de la realidad de otras mujeres cercanas a mí. Una mujer que se mira al espejo para confesarle sus pensamientos y sentimientos,  como yo me asomo a veces a este blog para desahogar mi alma. 

Pero hay historias que necesitan la protección de la ficción. Obvia enunciar los motivos, pero por si acaso, el más importante es que sería injusto por mi parte contar estas historias en primera persona y hacer daño de esta manera a los implicados. Injusto porque Luan es esa parte de mí que siente con rabia en ciertos momentos. No es objetiva cuando expone sus vivencias sino que las cuenta en momentos en los que su estado de ánimo filtra tan solo lo negativo.Es esa parte oscura que todos tenemos que, en ocasiones, quiere dominarnos, pero que más tarde es sosegada por la parte buena de cada situación. No obstante,  he dejado salir a Luan para que expíe ella por mí los malos rollos. Confío que el que se sumerja en la lectura de las confesiones de Luan no se tome muy en serio la veracidad de los relatos; probablemente las historias están distorsionadas y la exageración será, sin duda, una constante en sus conversaciones con su reflejo . 

Y si alguien se ofende dándose por aludido en alguna desafortunada ocasión... pues ¡lo siento! Podría no haberme dado por escribir, pero también podrías no leer a Luan.

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