Cuando empecé a escribir este blog, no tenía muy claro qué sería lo que me impulsaría a escribir, ni qué sería lo que, en definitiva, escribiría. Lo único que sí sabía es que dejaría que el corazón fuera lo que dictara mis palabras, ya fuesen de alegría, de lamentos, de rabia o de paz. Quería que esto fuese un lugar donde vaciarme, porque venía echando en falta esta parte que, sin duda, todos necesitamos de nuestra existencia, esa parte menos pragmática y más soñadora, llamadla espiritual, si queréis. Me he dado cuenta de que este proyecto personal que empezó sin ninguna directriz, y al cual sigo sin querer poner condiciones, sí que está tomando una forma determinada en cuanto a algo: la música, las canciones que a lo largo de mi vida se han pegado a cada recuerdo, a una situación, a una persona, a un sentimiento.
Me he emocionado recordando a mi padre, a mi abuelo, a mi chico... Ellos se fueron hace tiempo dejándome pistas en las melodías que compartimos para que me resulte fácil encontrarlos cuando quiero recordarlos. Y es fácil emocionarse cuando se mezcla el cariño con la pérdida, eso es la añoranza, que te humedece los ojos a poco que llame a la puerta. Pero hoy la caja de música se ha abierto para emocionarme por la certeza de mi fortuna. Soy afortunada por tener junto a mí a algunas personas que, cada una a su manera, me han demostrado lo que significa la palabra INCONDICIONAL.
Dicen que he heredado de mi padre el don de las letras... Bueno, no creo que pudiese vivir de esto, pero sí que me sirve para expresar lo que de otra manera me resulta más difícil, a veces hasta imposible. No soy una persona demasiado cariñosa, pero siento el cariño, de hecho, a veces creo explotar de amor por mis seres queridos. Más bien pienso que Dios me ha dado esta herramienta para escapar de las barreras que me impiden hacerlo de otra forma y corresponder, al menos así, a todo cuanto sé que me dáis todos los días.
A mi mejor amiga: Es fácil permanecer junto a alguien cuando la vida pinta de color de rosa y sabe a caramelo, pero no lo es tanto cuando hay que lidiar entre grises y los días te dejan amargor en el paladar. Es fácil compartir cuando opinamos igual, pero no lo es tanto no estar de acuerdo y, a pesar de eso, tender la mano igual. Estabas allí cuando estuve acertada, orgullosa de mí; pero también estuviste allí sin importar lo equivocada que estuviera, las estupideces que dijera o hiciera, sin avergonzarte. Pusiste notas de música a mi dolor, perdonaste sin que tuviese que pedir perdón. Reiste conmigo...hasta la histeria. Y uniste tu voz a la mía, a pesar de que desafinase. De hecho aún lo haces. Si algo le debo a la Biología es haberte conocido.Te quiero.
A mi hermana: No hay en este mundo nadie que tenga palabras suficientemente bellas y adecuadas para expresar todo lo que significas para mí. Y, sin embargo, todo el mundo puede entenderme si tiene a alguien en su vida por el cual cree morir con solo pensar que pudiera faltarle. Si pienso en el momento más doloroso de mi vida, quizás multiplicándolo por un billón se acercaría al dolor que tu pena me puede causar cuando no puedo yo remediarla. Me parece poco estar solo a tu lado, pero lo es todo que tú estés al mío. Jamás olvidaré el campamento del 89, porque indudablemente ahí te cosí a mi alma para siempre.