Una comida agradable y un montón de momentos emotivos. Éste sería el resumen de la fiesta de jubilación de mi madre (y sus compañeras Gracia y Mª Luisa). Me gustaría tener todo lo que se grabó para ponerlo aquí, pero no fui yo la que se encargó de estar detrás de la cámara, ya que , en esta ocasión estuve más pendiente de disfrutar de mi madre, así que lo siento, tan solo quedará aquí para el recuerdo el reportaje que mi hermano elaboró y las palabrillas que yo misma escribí para nuestra "maestra". Un botón de muestra de la emoción que supone haber trabajado toda la vida en un lugar que se convierte, poco a poco, en otra familia.
"Se supone que debería haber escrito algo para recordar tu
trayectoria como profesora para leerlo en este día, pero sinceramente creo que
eso pueden hacerlo mejor (y seguro que lo han hecho) tus compañeras, las que han compartido
contigo codo con codo esa parte de tu vida.
En cualquier caso hace justamente un año que escribí sobre
esta trayectoria tuya, vale que no fueron las circunstancias más agradables,
pero me resultaría redundante volver a decir lo que ya dije y, por otro lado,
puestos a repetirme, prefiero volver a decirte lo más sincero que jamás he
escrito para ti y que me costó sacar,
¿sabes?, porque no me resulta nada fácil encontrar palabras para decirte lo que
significas para mí. Y es que,
sencillamente, nada de lo que escriba podrá acercarse a todo lo que
representas. Y, a mí que tanto me gusta recordar con canciones, me cuesta
encontrar una en la que identificarte, porque, en realidad son todas; en todas
las canciones de mi vida, en todos mis momentos estás tú.
Así que en este
momento de tu vida quiero estar yo y quiero volver a ofrecerte estas palabras
que siente cada día mi corazón. Esta vez no las vas a leer, esta vez me las vas
a escuchar.
Sabes que no soy especialmente dulce, conoces, mejor que
nadie, mi cara más desagradable y sé que querrías que fuese de otra manera
contigo, aunque me aceptas y me quieres con todos mis defectos. Lo que no sé si
sabes es que a mí también me gustaría comportarme de otra forma en muchas
ocasiones, pero, la mayor parte de las veces no lo consigo. En parte esto es
herencia tuya, pero no me voy a justificar con la genética. Hoy solo quiero
decirte que me faltaría vida si quisiera enumerar todas las cosas por las que
te doy las gracias y no me refiero precisamente a lo material, que también. Yo
te doy las gracias por enseñarme cómo se ha de trabajar, poniendo toda la
ilusión, y, te lo agradezco porque trabajando como siempre he visto que tú
trabajabas he descubierto una gran felicidad. Te doy las gracias por mostrar
fortaleza aunque muchas veces estuvieras rota por dentro, y, te lo agradezco
porque admirándote he aprendido a fortalecer mi alma. Te doy las gracias por tu
fe, porque aunque me resista en ocasiones, la necesito para también yo creer y
poder abandonarme por las noches en Sus manos y lograr que así el sueño acuda a
mí.
Te doy las gracias por tu confianza, porque ni te imaginas cuánto
la he buscado para no dejar de confiar en mí misma. Por tu infinito optimismo.
Por más negro que yo lo vea, tú siempre estás segura que de todo se sale. Y
esto lo dice todo el mundo, pero yo solo me lo creo cuando lo dices tú porque
me lo has demostrado, porque tú siempre lo has hecho posible, porque lo sigues
haciendo. Y, aunque a ti te vaya con mis quejas interminables para que no te
quede otra que calmarme, que obligarme a ver las cosas desde otra perspectiva
una y otra vez, como si no aprendiese la lección nunca, lo cierto es que he
aprendido a ser resolutiva, a no pensar demasiado en la injusticia del problema
para concentrar el esfuerzo en la solución y, de hecho, es curioso como a
veces, alguien admira de mí, lo mismo que yo he admirado siempre de ti. Pero,
seguiré necesitando que me escuches protestar y que me vuelvas a decir que ese
no es el camino. Probablemente, lo he aprendido tan bien que si no estuvieras
para reforzarme no se tambalearían mis pilares, pero prefiero seguir
protestando para tener que escucharte, por mucho que parezca lo contrario. Creo
que esto es algo universal: todos los hijos nos quejamos de lo pesadas que son
nuestras madres, pero mamá, yo no sé qué haría si no te pudiera decir lo pesada
que eres.
Bueno mamá, hoy celebramos tu vida en la Goleta y te despides
con tus compañeros de tu trabajo, pero lo siento, mami, del otro trabajo no te
jubilas, tienes tres hijos que no te lo van a permitir J. Es una lástima que no podamos estar
todos aquí hoy, al menos no físicamente, pero hablo en nombre de los tres para
decirte que hay que seguir poniendo fotos a este álbum de vida plena que es la
que tú construyes cada día. Mira…"
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