Indecriptible la sensación de llegar. Tras un camino nervioso, atento a cada señal, intranquilo pero emocionado... Llegar es un premio. Ahora paseo y aún retraso un poco más el momento de pisar la arena, de tocar el agua. Respiro el sabor salado del aire. Feliz de saber que, a pesar de no estar en casa, tendré el mar a una hora escasa para hacerme el mismo bien que siempre me hace cuando estoy allí, pero aún mejor. Sí, aún mejor porque, ¡cuánto más se valoran las cosas cuando no las tienes tan fácilmente!
Extiendo la toalla, me quito la ropa y hundo los pies en la fina arena, mojada, calidamente fría. El Sol que ya se inclina ante el otoño llega junto a la brisa y toca mi piel. Lo siento: torna canela el color del verano en mi cuerpo, es suave. Las olas rompen en la orilla dejando un ribete de espuma que juega a llamarme: Me llama y acudo. Camino. Entro en la libertad, me sumerjo en ella y renazco. Estoy viva. Estoy feliz.
Matalascañas |
ahh!! me vas a quitar laexclusiva de hacer fotos a los pies...jejeje, que bonita la playa, que envidia, yo no tengo ahora tiempo de nada de nada...bueno ya vendran otros tiempos para mi, tu disfruta que te sienta muy bien...
ResponderEliminarSí, jeje, pensé en ti cuando la hice... En fin, cuando vuelva el buen tiempo te llevaré por allí.
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