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domingo, 6 de septiembre de 2015

MEJOR CREAR QUE IMAGINAR

No lo entiendo, yo es que  NO LO ENTIENDO. No entiendo el poder, no entiendo las guerras, ni las quiero llegar a entender, aunque sí sé que todas, todas ellas, son fruto de la desigualdad, de la corrupción, de la vulneración de derechos humanos... vaya, de eso que tampoco entiendo y que jamás entenderé: ¿Por qué algunos se empeñan en hacer daño a otros? Si es parte de nuestra genética para sobrevivir como especie, también lo es la capacidad para ir en contra de nuestra genética, así que más nos valdría gastar energías en eso. 

En fin, no voy a dar las claves de la guerra en Siria, que ya he dicho que no entiendo esa clase de caves, ni voy a contribuir al morbo que puedan sentir algunos deprabados colgando una vez más la foto del niño en la playa. Supongo que esa imagen ya ha impactado lo que tenía que impactar,  si ha removido estómagos y conciencias que sirva para algo más que lamentarnos y protestar por la tragedia. Me conmueve, como a muchos, ver la solidaridad de tantísima gente de a pie, que de la de los gobiernos me fio menos, siempre tarde y siempre porque no les queda más remedio, pero esta noche, la preocupación por mi próximo examen me ha dado un respiro, tan solo porque mis sueños se han visto invadidos por voces de niños y mayores luchando por entrar en un vagón de tren que les lleve lejos y los ponga a salvo. 



Admiro a la gente que ha abierto las puertas de su propia casa para acoger a una familia, supongo que también vosotros os admiráis de esto. Por mucho que nos justifiquemos con escusas varias por las cuales nosotros no podemos hacerlo, lo cierto es que la única gran verdad es que no somos tan generosos. Pero bueno, no nos flagelemos por eso, aceptemos nuestros límites y, simplemente, busquemos otra manera de echar un cable. Al menos esto es lo que yo he acabado haciendo esta mañana. Parto de la base de que uno solo no hace mucho, pero juntos podemos mover montañas. Por eso, aunque modestamente, esta mañana he hecho una donación extra a SAVE THE CHILDREN, organización con la que colaboro desde hace algún tiempo. Nunca lo he comentado porque una vez me enseñaron que de lo que hace tu mano izquierda no se debe enterar la derecha, pero, en esta ocasión, me paso por el forro lo que piense el resto de mi cuerpo entero. Creo que, además de contribuir con mi donación, lo mejor que puedo hacer es animar a otros a que hagan lo mismo, con ésta o con cualquier asociación que vosotros conozcáis que organice la ayuda para una gente que podríamos ser nosotros mismos, ¿o es que nadie se acuerda ya de nuetra propia historia? 

Además, quisiera hacer una última reflexión. Esto no es un problema puntual, ahora se necesita una ayuda inmediata para la supervivencia de estas personas, pero lo que viene va a ser largo... Les queda integrarse en países extraños, con una lengua que les será ajena y con unas costumbres que no serán las suyas. Y, ¿de qué estarán rodeados? Espero que la gente que ahora se muestra tan solidaria, lo siga siendo para no marginarlos tiempo después, cuando deban encontrar trabajo, cuando deban ir a nuestras escuelas. Ésa será la verdadera ayuda y ésa no se la podremos reclamar a los gobiernos, así que espero, espero con esa parte de mi corazón que aún conserva esperanza en nuestra humanidad, que todos pongamos de nuestra parte. Una vez más, IMAGINE, para que un mundo sin guerras, religión y fronteras sea posible.

Os dejo el enlace a SAVE THE CHILDREN desde el que se puede hacer una donación directamente, por si alguno lo desea.

SAVE THE CHILDREN 

Por otro lado, se me ocurrió también esta mañana aprovechar que tengo un montón de seguidores en CUÉNTALE UN CUENTO para animarlos a ellos también y les voy a enviar uno de mis cuentecillos no personalizados en el caso de que colaboren de alguna manera, así que lo dejo caer por aquí también, si hacéis algún tipo de contribución, comentádmelo y contad con este humilde regalo de mi parte. Dejemos de pensar "Ojalá pudiera hacer algo" y mejor, hagamos algo, por poco que sea.

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