Si la amistad te ha traido por aquí, eres bienvenido para compartir mis momentos de tranquilidad, aquellos que podré dedicar a este diario, sin guión, ni intención.
Y si es el azar lo que ha hecho que aterrices con un click en este blog, bienvenido también: si llegaste y encontraste algo que te sirva, mejor.

sábado, 30 de julio de 2016

TRIBUTOS

Mis vacaciones de verano están ya en su punto medio. A un mes de que la rutina del trabajo se imponga, he hecho un alto en mis mañanas de arena, mar y lectura, y he cambiado tan agradable tarea por quedarme en casa al "calorcito" del ordenador. Pero algún día tenía que ser, que después lamentaría no haber dejado en mi álbum de recuerdos, la muestra de estas noches, que, sin duda, han puesto más notas de alegría a las, ya de por sí, anheladas vacaciones estivales. 

¡Qué bien lo he pasado cantando y bailando al son de las canciones de mi adolescencia, junto a Carlos y Fernando! Disfrutamos como hacía tiempo con La Hija de la Luna, que así rindió homenaje a Mecano. ¡Y qué gustazo volver a volverme loca con la música de mi vida entera, rememorando una vez más los momentos en los que The Beatles han sido la banda sonora de todos ellos! En esta ocasión, arrastré al evento a
mi sufrida hermana y también nos acompañaron Rocío y Luis, y Reme, a la que me alegré de ver inesperadamente a última hora. A pesar de no ser para mi hermana lo mismo que para mí, he de reconocer que la tía iba dispuesta a que yo lo disfrutara porque, vaya, bailamos antes de que nadie más se animara y cualquiera hubiera dicho que era una fan, fan... Gracias a los Escarabajos por exitir y hacer posible que alguien como yo, que nunca tuvo la oportunidad de asistir a un concierto real de los Beatles, lo pueda imaginar de esta forma. 







Os dejo unas cuantas imágenes de recuerdo, aunque lo mejor no está en este pequeño vídeo, lo mejor es justo lo que no está: cuando nos olvidamos de hacer fotos porque estábamos dando botes y desgañitándonos, rendidos ante la magia de las canciones que alguna vez, y siempre, nos han hecho volar.

lunes, 11 de julio de 2016

PEDACITOS I

Porque no siempre encuentro el tiempo y las ganas necesarias para encender el ordenador y pasar un rato frente a la pantalla, pero sí hay momentos de letras escritas en cualquier pedacito de papel, momentos de acordarte de alguien o de entenderte a ti mismo con una especial clarividencia . Porque en esta ocasión ha ocurrido así, un mes de junio que parece que no ha existido porque no haya escrito algo en este saco de recuerdos y sentimientos, y sin embargo, ha estado lleno de acontecimientos: Un estresante final de curso, con examen de oposiciones incluido, una vuelta a casa llena de ilusión por estar rodeada de mi gente, de mis cosas, de mi playa y de mi pueblo. Así que, aquí van los pedacitos que se me quedaron sin tener su propio momento, pero que momentos fueron, al fin y al cabo.

BAÑADOS DE FELICIDAD



¡Y pensar que aquel silencioso milagro ocurría cada día! Ese baile de colores y cielo se derrama sobre nuestras mejores horas de sueño. Y con nuestros ojos cerrados, nuestro corazón no siente que se pierde la maravilla. Pero, en la playa desierta, aquel amanecer de verano nos sorprendió amándonos; y, por fin, bañados de felicidad, nosotros lo sorprendimos a él mirándonos.



LÁGRIMA

Resbala, silenciosa, la muestra inequívoca de la derrota; húmeda materialización de la incontenible tristeza; sal luctuosa que escuece en cada poro de piel que baña.
Cae, tímida y solitaria por un momento; llama a sus hermanas que, sin dudarlo, acuden tras ella para convertirse en mi llanto: un río de sueños rotos.



PARTICIPAS
 
Y seguirás partcipando, no te vas a quedar tras la barrera, no puedes, aunque no sepas si tienes alguna opción de ganar, ya, a estas alturas, sabes que solo se pierde si no se participa. Porque no hay juego más incierto, no hay barco más dispuesto a cambiar de rumbo en cada soplo de viento, y el viento de tu historia es una masa de aire caliente que se arremolina desordenado cuando le golpea el frío, pero nunca sabes la forma que adoptará tras las tormentas. Solo sabes que, independientemente del destino, en cada remanso en el que has tenido oportunidad de rearmar la nave, has descubierto que los daños que creiste que tendría, ni fueron tan graves, ni fueron, después de todo, daños. Adquiriste más de lo que perdiste. Por eso, sigues adelane, participas, porque cada vez tienes más claro que ganar es una palabra sin sentido. Ganar es vivir. Solo eso.