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miércoles, 22 de octubre de 2014

CON MIS PASOS

A lo lejos, alrededor, todo parece desarrollarse a cámara lenta, desean, ellos, los detalles, que los perciba sin perderme ninguno, parece que esperan que me acerque para terminar de producirse. Mi sombra, mi cómplice alargado, que lo es más y más a cada paso, me mira cuando yo la miro y aunque no puedo ver sus ojos sé lo que siente, lo sé aunque a veces quiera quedarse detrás. Ahora está ahí, justo detrás y las dos, sin pararnos, ella y yo, sentimos la brisa caliente, nos ha atrapado, nos abraza por un instante y nos rebasa, ahora abraza lo que hay por delante. Arranca un puñado de hojas de un arbusto y ellas caen, es que es otoño, aunque hoy el otoño esté jugando a esconderse. Las hojas, ocres, desprovistas ya de vida, se desprenden, tranquilas, sin traumas, flotan, se alejan suavemente sin lamentarlo, igual que, pienso, mis sueños, se desprenden y se alejan porque es otoño aunque aún sienta el calor en la piel, aún. El calor no engaña al viento del otoño, ni a las hojas que saben que han de dejar de vivir, ni a los sueños que no deben ser más que eso, sueños.

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