Ella siente la sangre rugir hinchando la húmeda piel de sus labios mudos que, a su paso, se abren voluptuosamente cuando el amanecer la obliga a contemplar aquel monte níveo, únicamente manchado por la tinta hirviente que derramó para forzarla a recordar su nombre.
Si la amistad te ha traido por aquí, eres bienvenido para compartir mis momentos de tranquilidad, aquellos que podré dedicar a este diario, sin guión, ni intención.
Y si es el azar lo que ha hecho que aterrices con un click en este blog, bienvenido también: si llegaste y encontraste algo que te sirva, mejor.
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sábado, 27 de septiembre de 2014
Probando con el microrelato: AMANECER TATUADO
Ella siente la sangre rugir hinchando la húmeda piel de sus labios mudos que, a su paso, se abren voluptuosamente cuando el amanecer la obliga a contemplar aquel monte níveo, únicamente manchado por la tinta hirviente que derramó para forzarla a recordar su nombre.
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