El 12 de julio me desperté con un mensaje en el grupo de VOLUNTARIOS GAB por el que supe que había que asistir a una camada de cuatro gatitos recién nacidos que, al parecer, habían sido abandonados por la mamá.
Como estoy de vacaciones, sabía que tenía el tiempo necesario para dedicarme a ellos y, aunque me daba bastante miedo por mi inexperiencia con lactantes, no me hizo falta mucho para decidirme a intentar cuidarles y salvarles. Nos repartimos el trabajo entre dos compañeras. María se hizo cargo de dos y yo de los otros. Además, María, que es toda una experta, me asesoró sobre cómo tenía que proceder para tener más oportunidades de éxito.
Tal vez, sabiendo lo difícil que es que salgan adelante, no debí ponerles nombre a los dos chiquitines que acogí, pero pensé que lo primero que tenían que tener estos dos pequeñines para tener más posibilidad de sobrevivir, era mucho amor. Por eso, debían dejar de ser solo dos gatitos más, debían ser MIS gatitos, con su identidad bien definida para nunca olvidarlos. Cloudly, gris, me recordó a un día nublado; y Sunny, pelirrojo, por el contrario, sería el día soleado que nace cada día de verano.
Pero el amor no es suficiente. Esto es lo primero que te recuerda y te enseña cuidar de algo tan delicado: que por mucho amor con el que emprendas la tarea, no tienes asegurado que vaya a salir bien.
Cloudly, aguantó una semana. Sunny se ha ido al cumplir la tercera. Tampoco han sobrevivido sus hermanos a cargo de María. Sospechamos que, desgraciadamente, nacieron ya con algún problema, genético o vírico, que ha ocasionó el abandono de su mamá y el fatal desenlace a pesar de nuestros esfuerzos.
Aunque desde el principio sabíamos que esto era una posibilidad muy probable y que debía estar preparada, es duro verlos vivos en un momento y al rato siguiente ver que se les escapa la vida. Y, como si llevaran en mi vida desde hace mucho, siento la necesidad de ofrecerles mis palabras como despedida, y necesito mi despedida para calmar mi pena.
Del 12 al 19 de julio, 2023: CLOUDLY
¡Qué corto ha sido tu paso por este planeta! Tan solo una semana de haber venido al mundo y anoche te fuiste dejándome tu último aliento en mi pecho.
Y hoy, cuando ya pensaba que Sunny saldría adelante, también él me ha dejado,
Se multiplica por mil la tristeza, cuando se cumplían hoy tres semanas de tu nacimiento, Sunny. Cuando ya te he visto abrir los ojitos y con ellos me has mirado para enamorarme. Cuando ya me ronroneabas cada vez que te acariciaba, cuando ya buscabas alguna parte de mi mano para darme tu cariño a mordisquitos. Creía que me dolería la despedida al dejarte al cuidado de otra mamá, pero ya no pensaba que la despedida sería perderte para siempre. ¡Oh, Sunny, cómo siento que no hayas vivido más! ¡Cómo puede algo tan pequeñito dejar un vacío tan enorme! Qué poca fortuna habéis tenido tú y tus hermanitos. Ojalá, al menos, ahora estéis todos juntos y sea la eternidad inmensa felicidad para los cuatro. Agradezco cada minuto que he pasado cuidándote. Aunque tremendamente breve, ha sido precioso tu tiempo y sé que sabes que no he podido darte más mimos y más amor. Cuando pensaba que solo sería vuestra mamá de paso, he sido vuestra única mamá. Así que a mí me corresponde lloraros, pensaros y recordaros. He vuelto a casa con el transportín vacío, he recogido tus cosas y he tratado de descansar. Pero todas estas noches, has dormido a mi lado y ahora no estás, así que no he soportado tumbarme en la cama sin que vuelvan a llenarse de lágrimas mis ojos. Por eso, escribo como lo hice para Cloudly, para acompañarte un ratito más en tu viaje al arcoiris, para decirte adiós, para decirte hasta siempre. Mi achuchable criatura dorada.
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