Si la amistad te ha traido por aquí, eres bienvenido para compartir mis momentos de tranquilidad, aquellos que podré dedicar a este diario, sin guión, ni intención.
Y si es el azar lo que ha hecho que aterrices con un click en este blog, bienvenido también: si llegaste y encontraste algo que te sirva, mejor.

sábado, 7 de septiembre de 2013

UN ÚNICO

Un desconocido. Una de esas casualidades que ocurren por vivir en red. Comenté el estado en Facebook de un antiguo alumno al que aprecio y que siempre valoró nuestras charlas. Y al poco recibí una solicitud de amistad de uno de sus contactos, según me dijo, porque le gustó lo que escribí, y deseaba seguirme en Face.

La verdad es que son pocas las veces que admito en la red a personas desconocidas pero, tal y como le dije, no podía ser "mala gente" si era amigo de este alumno. Lo acepté, y también yo curioseé sus publicaciones. Resultó refrescante y por eso escribo este post.

Eres un desconocido y probablemente no conversemos cara a cara nunca. Aun así, me has dado las gracias por sacarte una sonrisa. Desde luego, sé muy bien el valor de sonreir hoy en día, pero soy yo la que debe darte las gracias por recordarme que siguen existiendo soplos de aire fresco entre tanta atmósfera viciada.


¿Sabes? La definición de "transgredir" es quebrantar un precepto. Por tanto, "transgresor" es el que rompe la norma.
En otros tiempos, cuando la vida estaba encorsetada y se silenciaba a los que pretendían hablar, surgieron transgresores que procuraban romper los moldes en los que se cocía al pueblo. Atrevidas ropas y peinados, canciones que denunciaban a pleno grito o en susurros... todo podía ser un símbolo al que se abrazaban los que plantaban cara a la falta de libertad. También hoy hay motivos de lucha y las masas se mueven en pos de lo que creen. Pero muchos olvidan que hoy, al menos, se puede protestar. Incluso me da la sensación de que hay gente que se aprovechan de la justificada indignación de los que levantan su voz, para descargar su violencia, escondidos, como cobardes, entre la multitud. Me da la sensación de que hay gente que ha convertido en esperpento aquel simbolismo que antaño podía haber tras la moda o la música.

Nunca me ha gustado (y no lo hago ahora) generalizar, pero lo cierto es que, por desgracia, he visto muy a menudo ejemplos donde se confunde la libertad y el derecho que cada cual tiene a decir lo que quiera, con ofender y pisotear la libertad del de enfrente; donde se confunde el hablar claro con ser soez; donde se confunde la confianza, con la falta de respeto; se confunde la posibilidad de expresar nuestra sexualidad sin tapujos y sin caretas, con el rechazo al romanticismo y a la belleza.

Así que, según yo lo veo, ya que parece que ésta es la tónica que lo empapa todo, ahora un transgresor es el que aboga por el valor de la amistad, por los buenos modales, por la familia... por el AMOR en todas sus formas. El que, como tú, a pesar de todos los sinsabores que nuestra actualidad nos está aportando, y sin mantenerse ajeno a ellos, se desvela, no obstante, por la noche y escribe un poema al amor. Y además, lo comparte con el mundo sin pudor.

Buscas hilar palabras para crear una belleza que se aproxime por un instante al sentimiento de un corazón que desborda inocencia e ilusión. Te expones a que te critiquen y resten valor o se burlen de tus acunados versos, pero no dejas de hacerlo. GRACIAS.

Puede que no te hayas fijado, pero hay algo que es indudable: puede que haya quien desprecie la poesía, pero si la critica es porque no le ha resultado indiferente. Admira pues el poder que tienes en tu pluma.

Gracias, otra vez. Eres un soplo de aire fresco que me ha hecho recordar a otros que, como tú, me inspiraron hace unos años estas mismas sensaciones. Como profesora, lo reconozco, aquel curso cometí algunos errores. Y es que, a ratos (bastantes), me sentía más como parte de una pandilla, que como la que, desde fuera, tenía que impartir unos conocimientos. A veces me lo recriminé en silencio, pero ahora puedo decir que no me arrepiento. Aquel maravilloso año yo aprendí mucho más de ellos, que ellos de mí. Estoy casi segura. Me devolvieron la fe en todo aquello que yo viví a su edad y supe que, a pesar de toda la paja que pueda haber en el saco, también hay granos de trigo que harán germinar un futuro luminoso. Y sentí orgullo de haber elegido ser profesora porque así tendré la oportunidad de participar de ello.

No hay palabras en el diccionario para expresar todo lo que agradezco haberlos conocido. Me regalaron su confianza y lloré en la despedida porque sabía que nuestros caminos nunca volverían a cruzarse para compartir un concierto improvisado en la playa, compartiendo bocatas y coca-cola.
Aquella actividad de final de curso que afortunadamente me inventé, ahora es un talismán para mí; unas imágenes a las que vuelvo para volver a ellos.

Ellos que se convirtieron en "MIS ÚNICOS". Me dijeron que estarían conmigo cuando lo necesitara y, ¿sabes?, así ha sido. No los he vuelto a ver y con pocos sigo en contacto de vez en cuando, pero me llenaron el corazón de tanto amor que solo me hace falta pensar en ellos para sentirme mejor, tomar impulso y seguir adelante. Gracias desconocido por recordármelos.

Gracias Ismael, tú también eres "UN ÚNICO".


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