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lunes, 15 de agosto de 2011

¡A LA FERIA!


   Llega Agosto y con él, además de chanclas, bañador y toalla, los malagueños y turistas sacamos del armario el espíritu de los lunares, flecos, abanicos y catavinos para echarnos a la calle a disfrutar de nuestra feria con nuestra gente y con un buen surtido de Cartojal, tintos de verano y cervecitas que ahoguen el calor y animen el cuerpo, y buenas tapas con las que no morir, por otro lado, de un coma etílico.

   Y todos los años las mismas ganas, pero a mí esta vez se me ha ocurrido recordar cómo empezó todo. Y es que, desde el momento en que nacemos, nos sumamos a las tradiciones, pero no siempre sabemos de dónde proceden, así que ahí va un poquito de historia para los curiosos.

La historia de la Feria de Málaga

   Nuestra feria tiene una historia de más de 500 años y está ligada a la reconquista de Málaga por parte de los Reyes Católicos el 19 de Agosto de 1487, que así la incorporan a la Corona de Castilla.

   Posteriormente, el Cabildo Municipal de Málaga estableció el inicio de las fiestas populares el 15 de Agosto, haciéndolas coincidir con las celebraciones Litúrgicas del Cabildo Catedralicio de ese año.

   En el año 1887 vuelven a resurgir gracias a la conmemoración del IV Centenario de la entrada de los Reyes Católicos en Málaga llegando así hasta nuestros días como una gran fiesta del verano.

   La Feria de Málaga ha tenido varios puntos de encuentro a lo largo de su historia.

 Inicialmente la Feria de Málaga se instaló en Muelle de Heredia. Más tarde ha pasado por  el parque, Teatinos y otros lugares hasta llegar a su actual ubicación en el Cortijo de Torres, lugar en el que se encuentra también el Palacio de Congresos y Exposiciones de Málaga.

Las dos ferias de la Feria.

   Aunque en algún momento se pretendió desplazar todas las celebraciones a un solo recinto ferial, desde que yo tengo uso de razón he sabido que de día la feria está en el centro, en el casco histórico de la ciudad, y de noche hay que ir “al Real” (estuviera donde estuviera). Y, como yo, todos los boquerones hacemos este recorrido todos los años. Actualmente el Real está, como decía, en el Cortijo de Torres, pero el centro sigue siendo el centro (aunque ya se puede encontrar ambiente en el Recinto ferial a cualquier hora). Los más puristas seguimos yendo primero al centro, empezando el recorrido por la calle Larios, dirigiéndonos a la plaza de la Constitución desde donde cada cual decide ya por dónde empezar a degustar el sabor de la fiesta. 

   A pesar de los salvadores toldos, Agosto es Agosto en el sur de España y, si a esto le sumamos el calor de la multitud que nos congregamos por cualquier calle en estos días, la temperatura puede llegar a ser incalculable. Es condición indispensable beber hasta perder la sensibilidad de nuestros receptores térmicos y también, para no echar cuenta de la desagradable sensación que, en condiciones normales, supone tener la piel pegajosa y, lo que es peor, sentir la piel pegajosa del desconocido de turno que te toca con la espalda en ese barecillo en el que te estás tomando las primeras cañas. Así pues, se recomienda sostener en una mano la cerveza o el tinto de verano, mientras que en la otra se tiene el catavinos preparado con la botella de Cartojal fresquita sin dejar de ser escanciado. Así se acelera este proceso de insensibilización consiguiendo llegar al estado óptimo para disfrutar de una feria increíble. Obvia decir que, para conseguir mantener este estado, es necesario no parar de ingerir, de bar en bar,el mayor número de tapas que el estómago pueda acoger. Por todo esto, para acceder a la Feria de Málaga hay que mentalizarse de que lo mejor es usar el transporte público, que por otro lado, hay que ser muy optimista o tener mucha suerte en la vida como para atreverse a aparcar en el centro durante los festejos.

   Como ya he dicho, en el Real de la feria también se puede, durante el día, disfrutar del ambiente, que gente hay para llenar cualquier sitio. En las innumerables casetas se celebran espectáculos para niños y mayores, bailes y un sin fin de eventos entre los que no se puede olvidar a las bandas de verdiales que recorren las calles de Málaga y el recinto ferial mostrando este singular y antiguo folclore popular mientras los carruajes y tiros de caballos engalanados se pasean mostrando nuestra parte más “típical españis”. A esto último hay que unir la cita que cada tarde tienen los amantes de los toros en la plaza de la Malagueta. (Para más información acudir a otra página… Yo respeto, pero no contéis conmigo para ir).

   Y, como no pude faltar en ninguna feria que se precie, en el Real están “los cacharros”: Esa vorágine de aparatos mecánicos con las que se divierten los niños (y no tan niños) a costa, eso sí, de acabar con medio sueldo en las taquillas de los feriantes. Pero bueno, una vez al año… Vaya, una vez al año hasta comemos turrón en Agosto a precio de oro aunque en Navidad lo comprábamos marca Hacendado porque estamos en crisis… Pero, señores, así es la Feria y así somos. Si como muestra vale un botón, hay va una buena cremallera.


1 comentario:

  1. tiaa que chulo, lo pasamos bien, pero visto así, lo pasamos mejor aún jajaj

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