martes, 30 de octubre de 2012

MADRUGADA DE URGENCIAS: NO MORE LONELY NIGHTS

Después de casi tres semanas aguantando una contractura cervical, esta noche ya no he podido más: De nuevo a urgencias, con la contractura y con los nervios a flor de piel porque el dolor era tan intenso que me he asustado mucho. Lo peor de vivir sola son estos momentos, he pensado en llamar a alguien porque no imaginaba que iba a poder conducir hasta el hospital en el estado en el que me encontraba, ni siquiera me he podido vestir: Con el pijama y en zapatillas y llorando porque la opción de llamar a mi madre que vive en la otra punta de Málaga no era muy lógica y molestar a algún vecino no es una idea que me seduzca  sobremanera. Llorando porque el dolor de hoy es la puntilla de la sensación de soledad que me está mordiendo la yugular desde hace días. Pero respiré profundamente y mordiéndome los labios para soportar la punzada constante que en cada movimiento me recorría la columna vertebral conseguí sacar el coche del aparcamiento y llegar hasta las urgencias del hospital de Benalmádena.

Este blog que recoge mis sentimientos, esta noche, mientras va haciendo su efecto el diazepán y el diclofenaco que me han dado, está dedicado a la enfermera y la doctora que me han atendido. En un momento de mi vida en el que tan decepcionada estoy con tantísima gente, es más que agradable encontrar personas que, más allá de su labor profesional, te miran a los ojos y ven mucho más que el dolor de una contractura y, sin tener porqué, te tienden la mano y se ocupan de aliviar ese otro dolor. Creo que antes de que la inyección que me han puesto surtiera efecto, el gesto amable de Laura, la enfermera, ya estaba relajando mis músculos agarrotados. ¿Cómo es posible que sin hablarles de nada supieran exactamente lo que estaba ocurriendo detrás de mi llanto? La doctora me ha explorado, me ha dado las pastillas que espero me hagan efecto en breve para poder descansar lo que me queda de noche y... antes de irme me ha dicho: "Yo también vengo sola a urgencias cuando tengo que venir... Pero eso solo demuestra lo fuerte que eres". Así que he abierto los ojos de par en par, sorprendida por el comentario y realmente agradecida por el trato que he recibido. 

Bastante mejor, ahora ya en casa, pienso que el que esta maldita contractura haya empeorado esta noche ha sido en realidad algo positivo porque necesitaba que alguien me diera algo de ánimo y han sido estas dos desconocidas... Como diría mi amiga Mariluz: "Casualidades".  Me paso la vida dando ánimos a la gente que me rodea, buscándole el lado positivo a sus vidas y haciéndoselo ver cuando lo ven todo negro, pero, cuando se trata de uno mismo, no siempre es fácil aplicarse las mismas pautas. La tristeza es un parásito oportunista que siempre está al acecho para infectarte si encuentra un resquicio de debilidad por donde entrar en tu mente. Por eso, a pesar del ejercicio diario de tratar de ser positivo, es necesario tener a personas cerca que no te dejen caer cuando el cansancio o el dolor físico abren brechas en la piel del alma por el que pueda invadir esa oscuridad. Si hoy no había nadie para impedirme abandonarme a la desazón, esta contractura me ha llevado al lugar donde unas buenas personas han conseguido que recuerde que la tristeza no es una opción y que tener que resolver mi vida sola no es un motivo para sentirme fracasada sino un orgullo y un signo de fortaleza. 

Soy una buena persona y no hace falta que cambie lo que soy ni lo que siento por más que las personas de las que he esperado ciertas cosas, no me hayan respondido como creía que lo harían. Yo seguiré estando aquí cuando sea necesario porque no sabría ser de otra manera. Hay una luz que me guía que es mi propia conciencia.  La cuestión, una vez más, es que no debo esperar nada igual de nadie. Es mejor no gastar la energía en reproches porque mientras que te ocupas en eso, puede que te pierdas lo que otros, de los que no esperabas nada, hacen por ti sin pedirlo. Esta noche, ya con los párpados pesados por el sueño y el efecto de los fármacos, expulso de mi corazón el insano sentimiento de abandono que me ha envuelto estos días atrás. Seguramente yo también habré fallado a muchas personas en muchos momentos sin haber sido esta mi intención. Solo quiero tener buenas sensaciones. Combatir los sinsabores de la vida con buenos momentos, con sonrisas, con caricias y con abrazos intensos donde las palabras sobren. Si no están los que creía que debían estar para esto, confiar en que otros estarán para compartirlos, como esta noche... Cualquier momento puede ser especial si estás dispuesto a mirar. La persona que menos te esperas puede ser la que llene plenamente un momento infinito de vida. ¿Por qué no? Esta madrugada de dolor intenso ha sido también una madrugada feliz porque me han cogido de la mano y la han apretado con ternura y porque me han mirado a los ojos y me han devuelto la fe en la bondad.

martes, 9 de octubre de 2012

OCEAN CRUISER

Como muchos ya sabéis, el mes de Ocubre lo he empezado "cambiando de profesión"... Bueno, no es que de repente haya perdido mi vocación docente, más bien las circunsatncias de crisis por la que estamos pasando me han tocado de lleno y me he visto obligada a volverme a buscar la vida como sea... El otro día os hablaba de un día maravilloso junto a mi amiga Mariluz en el que, entre otras cosas, nos dio por subirnos a uno de los barquitos del puerto para dar un paseo... Durante la travesía hicimos amistad con el marinero de a bordo y, lo uno llevó a lo otro, acabé con trabajito en otro de los barcos de Puerto Marina: El Ocean Crusier. 

Lo cierto es que el trabajo a final de temporada como estamos es muy duro, pues ya la mayoría del turismo se ha marchado y cuesta sudor y lágrimas conseguir clientes que quieran pasear por la bahía... Esa es mi labor, soy la comercial de esta pequeña empresa y os juro que no es lo que deseo. El que me conoce sabe que nunca me ha gustado vender... ni que me insten a comprar, pero es justamente lo que hago ahora. Sin embargo, no hay nada que no tenga su lado positivo y, en este caso, hay dos cosas que básicamente hacen que a pesar de las largas horas que paso de pie y haciendo algo que no me gusta, esta experiencia esté valiendo la pena. Por supuesto, una de ellas es disfrutar de vez en cuando de uno de estos paseos, cuando ya vamos a cerrar, si en el último viaje queda alguna plaza libre, mi jefe me hace subir a bordo y disfruto como una niña de una maravillosa puesta de Sol en el mar o, como hoy, de un misterioso paseo dentro de una niebla espesa que transforma el paisaje. Creo que no hay nada que cargue más las pilas. Para alguien como yo que no puede vivir lejos del mar, poder verlo desde aquí es simplemente impresionante. Pero, lo más importante que encuentro en esta aventura es haber conocido a personas maravillosas. Para empezar a Isaías, que sin conocerme a penas de nada, nada más saber de mi situación, no dudó en recomendarme para este trabajo. Y para rematar el pastel, Marga y Juan Carlos, la pareja para la que trabajo. Me han abierto los brazos desde el primer momento y me están dando una lección de positivisto que solo si fuera necia no atesoraría. Quizás haya tenido que ser así tan solo para conocerlos a ellos. Este post está dedicado a ellos, para rendirles mi agradecimiento y para que sepan que no me olvidaré nunca de estos días. Por supuesto, espero que vosotros, amigos que leéis este humilde bitácora, tengáis aún un motivo más para venir a visitar este velero y daros un hermoso paseo. No os arrepentiréis. Os estamos esperando, no lo olvidéis.



miércoles, 3 de octubre de 2012

TARTA DE TRES CHOCOLATES DE ENCARNI

 Hola amigos, aquí tenéis la receta de la popular tarta de tres chocolates hecha por mi amiga Encarni, a la que le queda como a nadie... No tenéis que ver nada más  la pinta de la última que hizo y de la que me pasó las fotos. Si queréis quedar bien algún día con alguien, os aseguro que esta tarta no decepciona. Gracias, cielo, por participar en este espacio.

TARTA DE TRES CHOCOLATES DE ENCARNI 
                                                        



(Puedes ver ésta y más recetas en ¡A comer grumetes!)

lunes, 1 de octubre de 2012

PIRATAS DEL MEDITERRÁNEO....

No podía ser de otra manera: Hoy ha amanecido un Sol radiante en el cielo, con el mar en calma y un azul limpio como el aire renovado tras estos días de temporal y lluvias intensas. Y no podía de otro modo porque la más pizpireta de las flores ha venido al rescate para sacarme de mi cueva. Sin pensarlo demasiado, ha cogido esta mañana el coche y ha puesto rumbo a Málaga desde Almería  para pasar tan solo unas  escasas horas conmigo. No podía por menos que recibirla con una buena comida, así que eso he hecho, cocinar para ella con todas las especies del cariño.

El plan era sencillo, un paseo por las zonas típicas de Benalmádena, pero, como no, con Mariluz, al final hasta el más sencillo  de los planes se convierte en algo especial. Llevo casi siete años viviendo aquí y he paseado por Puerto Marina un sin fin de veces, pero ha sido hoy, con ella, que he visto mi pueblo desde otra perspectiva: Nos hemos embarcado en un velerito para dar una vuelta por altamar y hemos sentido la brisa del mar en la cara mientras el barquito nos paseaba costa adentro. Treinta y cinco minutos de libertad sin pensar en nada más que en disfrutarlo. Treinta y cinco minutos de felicidad que, una vez más tengo que agradecerle. Por no tenérselo que pedir, porque le sale así, fácil  y natural, con su alegría  rabiosamente contagiosa. No es posible no sonreir a su lado.


Después del paseo en barco (gestión incluida...), todo lo demás podía haberse quedado soso en comparación, pero lo cierto es que las buenas vibraciones del vaivén del  barco se ha colado en nuestras mentes y lo ha teñido todo de color azul.  Hemos tomado un refresco en la plaza de la Mezquita y, más tarde, hemos paseado por el origen de Benalmádena, por las calles empedradas  del pueblo blanco que al parecer debe su nombre, según dicen, al oficio de las minas de hierro al que se dedicaban sus primitivos habitantes: Ibn al- ma´din (Hijos de las minas).

El tiempo se nos ha ido en un suspiro y el día ha terminado sin querer... Pero, aquí estoy, dando cuenta de nuestro encuentro para saborear de nuevo la sal del día y con la misma música que nos ha acompañado en nuestra excursión marítima...