Sinceramnete, estoy hasta los OVARIOS de escribir penas. No marco números de teléfono, ni quedo con gente porque, hasta ahora, confiaba en que la próxima vez que alguien supiera de mí podría contar que ya pasé el bache (más bien socavón), que me habrían llamado para trabajar de nuevo en un instituto y que, por fin, renacía en mí la ilusión. Sin embargo, ha pasado un mes más y, desgraciadamente, la situación no ha mejorado, sino más bien todo lo contrario.
He subsistido todo el verano sin ningún ingreso, tirando de los pocos ahorros que me quedaban y poniendo toda mi esperanza en la lista de interino que es ahora como una losa colgada de mi cuello, la verdad. Tras agotar la prestación de desempleo me encontré que no tenía derecho a ninguna ayuda más. No, para poder solicitar una ayuda te piden una serie de requisitos que ya me gustaría que alguien me explicara. No tengo ningún hijo a mi cargo, así que no tengo derecho... y no tengo más de 45 años, así que tampoco tengo derecho. ¿Se supone que con la que está cayendo una mujer de 40 años tiene más facilidad de encontrar trabajo? ¡¡Pues de verdad que me cuenten cómo, porque yo ya no sé por dónde tirar!! A lo mejor es que las personas de mi edad tenemos un poder oculto para hacer magia o algo así. Yo la única magia que conozco es la que me invento en mis cuentos y ya me gustaría a mí vivir en uno de ellos...
La única opción que me quedaba era el plan PREPARA una especie de subvención del fondo social europeo de recualificación profesional. Pero... ¡sorpresa! si no llevas en paro un año entero no tienes derecho a eso tampoco (y que conste que lo que te dan es una miseria, pero, claro, menos da una piedra). La cuestión es que he malvivido hasta este momento y, ahora que se cumple en mí el requisito de ser una parada de larga duración, preparé los insufribles documentos necesarios para demostrar que llevo una búsqueda activa de empleo, que es otra de las condiciones que te piden para pedir la citada subvención, y pido cita en el INEM para echar la solicitud.
Como siempre que me toca resolver algo allí, me levanto con el corazón en la garganta. Hoy no he querido darle importancia a esa ansiedad premonitoria porque, total, últimamente me despierta esa angustia antes que el despertador todos y cada uno de mis días. He revisado mis papeles, he comprobado que todo estaba correcto y me pongo en marcha dirección a la oficina de empleo (que nombre tan irónico).
Tras cuarenta minutos de agónica espera (y esto sí es culpa mía, por no llegar tarde siempre llego temprano), aparece mi nombre en la pantalla y me dirijo a la mesa 12. En menos de un minuto, mi última esperanza de recibir una ayuda por parte del estado se viene abajo. La funcionaria que me atiende tuerce la cara ante la pantalla de su ordenador y me dice con la misma malapipa de todos ellos que se me ha pasado el plazo para solicitar el PREPARA.
"¿Pero qué plazo?", le grito mientras se apodera de mí un temblor de pánico que no puedo controlar. A mí nadie me habló de ningún plazo cuando pregunté por los requisitos para la tal solicitud. De hecho, como le intento explicar, no lo he hecho antes porque me dijeron que no era parada de larga duración y sin ese requisito a mí no me lo darían.
"Claro", va y me dice la tía. "Es que el PREPARA solo se puede pedir en los dos meses siguientes a agotar la prestación, pero si lo hubiera pedido en ese plazo, no se lo hubieran dado porque no llevaba más que ocho meses en paro". O sea, que lo hubiera hecho o no en el plazo, no tengo derecho. ¿Qué piensan? ¿Qué por haber conseguido sobrevivir sin ingresar ni un céntimo durante los últimos tres meses, puedo seguir haciendo malabares indefinidamente?
No lo entiendo, yo no puedo entender con razones lógicas que esto sea así. Lo único que me cuadra es que no hacen más que inventar requisitos rocambolescos para evitar pagar una ayuda...
Lo único que puedo es desahogarme y eso he hecho, se lo he contado a un amigo y el pobre, que tampoco le ve el sentido y que sufre en sus propias carnes mi sufrimiento, me ha preguntado hasta desesperarme aún más si estoy segura de que eso es así. ¡¡¡Tan irreal le ha parecido la injusticia!!! Pero, como yo le he dicho, ¿es que nuestro mundo no está lleno de injusticias todavía peores y son una realidad tan obvia como que necesitamos aire para respirar?
Esta misma mañana he sido testigo en directo de como a una familia le derribaban la casa destruyendo la inversión de toda una vida. ¿Por qué? Porque ellos se construyeron una casa en un terreno de su propiedad, pero el suelo no está calificado como urbanizable. Probablemente si esto que es ilegal hubiera estado más controlado desde siempre, hoy no se habrían visto en esta situación, pero antes, los ayuntamientos hacían la vista gorda... y seguramente no me pillo los dedos si aseguro que muchos politicuchos del pueblo tienen su propio chalet ilegal. Ahora, con la que está cayedo, echan la casa de una familia abajo y se quedan tan anchos. Yo estoy a favor de proteger los espacios naturales y todo eso, pero me pregunto si realmente una casa familiar dentro de una finca daña tanto a la ecología agrícola; por la misma regla de tres se debería echar abajo toda la edificación de primera línea de costa de todo el paseo marítimo de Toremolinos, por poner un ejemplo, que eso sí que es un crimen ecológico. O deberían, no meter en la cárcel, sino ejecutar in situ a los putos pirómanos que arrasan con los montes para que recalifiquen el suelo en pos de intereses económicos de ciertos entes. No, lo que hacen es echar abajo la casa de una familia que, precisamente, decide vender su piso y volverse al campo donde pretendían vivir de forma más sostenible. En dos ocasiones los maquinistas que fueron llamados a efectuar el derribo de dos empresas diferentes, se negaron a participar en este crimen. Hoy, el empleado de una última empresa, ha llevado a cabo la órden. La pobre dueña de la casa ha arremetido contra él, lo ha insultado y le ha deseado lo peor que se le ha ocurrido, aunque, en el fondo, sabe que no es culpa del operario el fatal desenlace. A saber qué otra injusta circunstancia vive ese hombre en su hogar que le haya llevado a aceptar seismil euros por hacer lo que su corazón no querría haber hecho. ¡¡QUÉ ASCO!! ¡¡QUÉ ASCO!! ¡¡QUÉ ASCO!!
De verdad, no sé de dónde sacar un mínimo de actitud positiva en este instante. Me da miedo decirlo, pero cada vez entiendo mejor a esas personas a las que esta desesperante situación las lleva al suicidio. ¡¿Qué clase de seres vivos somos?! ¡¡Parásitos, sin duda!!
http://multimedia.laopiniondemalaga.es/videos/malaga/20131106/derriban-una-vivienda-construida-suelo-urbanizable-alhaurin-grande-499085.shtml
Aferrándome a la música para no volverme loca: HOPE OF DELIVERANCE (Esperanza de Liberación)
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