viernes, 18 de febrero de 2011

Olores, sonidos e imágenes del ayer

     A veces ocurre que vas a un lugar en el que nunca antes has estado y, sin embargo, te sientes como si hubieses pertenecido siempre allí. No se me pueden pasar los días sin dedicarle unas líneas a este pueblo en el que estoy pasando este dulce invierno. La aventura de esta vida interina me ha traido a Salobreña, por un par de meses ésta está siendo mi casa y, realmente, me siento como en casa. Al bajar mi calle hacia el instituto paso cada mañana por una carpintería, y no me resisto a inspirar el olor del serrín. Cierro los ojos y, por un instante, puedo volver a jugar con las birutas y tacos de madera que mi abuelo desechaba y que se convertían en mis manos en los personajes de las historias que él me contaba mientras trabajaba. Todos me han contado, incluso él, cómo íbamos por las mañanas a un kiosco a por globos, y que no había manera de que comiera si no era con los globos amenizando el asunto... Sin embargo, yo no guardo ese recuerdo como mío, yo recuerdo la sinfoína del cepillo, el martillo y el formón.

     La flauta del afilador y su pregón:"¡El afilaóoooooo!". Hacía tantos años que no escuchaba esa cantinela... Y otra vez este pueblo me ha transportado a la mano de mi abuelo, que era amigo de todos, hasta del afilaó, porque, "en este mundo- me decía-hay que tener amigos hasta en el infierno". ¡Ay, abuelito, qué razón tenías!".

     Y una nube que parece la arcilla en el torno del alfarero empezando  a tomar forma, en un  cielo que se prepara para la tormenta, con los colores de un atardecer que invita a volver a casa. Me hizo parar a guardar su imagen, para atesorar otro instante en el que el abuelo jugaba conmigo a imaginar formas en las nubes.

     Me alegro de estar aquí,  abuelo, recordándote. No es que no lo haga en otros momentos, ¿sabes?, pero hay algo en este pueblo que, desde que llegué, me ha atrapado. Creo que tú tenías aquí tu raiz, y, sin saber de qué manera, esa raíz me ha encontrado. No sé si algún día volveré a Salobreña, pero lo que sí sé es que me llevaré a Salobreña conmigo cuando me vaya.

martes, 8 de febrero de 2011

Eleanor Rigby


Ah, look at all the lonely people
Ah, look at all the lonely people
Eleanor Rigby
Picks up the rice in the church where a wedding has been
Lives in a dream
Waits at the window
Wearing the face that she keeps in a jar by the door
Who is it for?
All the lonely people
Where do they all come from?
All the lonely people
Where do they all belong?
Father McKenzie
Writing the words of a sermon that no one will hear
No one comes near.
Look at him working.
Darning his socks in the night when there's nobody there
What does he care?
All the lonely people
Where do they all come from?
All the lonely people
Where do they all belong?
Ah, look at all the lonely people
Ah, look at all the lonely people
Eleanor Rigby
Died in the church and was buried along with her name
Nobody came
Father McKenzie wiping the dirt from his hands as he walks from the grave
No one was saved
All the lonely people
Where do they all come from?
All the lonely people
Where do they all belong?.

                                          The Beatles

jueves, 3 de febrero de 2011

Si


Si puedes conservar la cabeza cuando todos a tu alrededor
pierden la suya y por ello te culpan,
si puedes confiar en ti cuando de ti todos dudan,
pero admites también sus dudas;
si puedes esperar sin cansarte en la espera,
o siendo engañado, no pagas con mentiras,
o siendo odiado, no das lugar al odio,
y aún no pareces demasiado bueno, ni demasiado sabio.

Si puedes soñar - y no hacer de los sueños tu maestro,
si puedes pensar - y no hacer de las ideas tu objetivo,
si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre
y tratar de la misma manera a los dos farsantes;
si puedes soportar el oír la verdad que has dicho
retorcida por bribones que hacen trampas para tontos.
O mirar las cosas en que tu vida has puesto, rotas,
y agacharte y reconstruirlas con herramientas viejas.

Si puedes apartar todas tus victorias
y arriesgarlas en un cara o cruz,
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir nada de lo que has perdido;
si puedes forzar tu corazón y nervios y tendones
para jugar tu turno tiempo después de que se hayan gastado,
y así resistir cuando no te quede nada
excepto la Voluntad que les dice: «Resistid».

Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud,
o pasear con reyes y no perder el sentido común;
si los enemigos y los amigos no pueden herirte,
si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado;
si puedes llenar el minuto implacable
con los sesenta segundos que lo recorren;
tuya es la Tierra y todo lo que en ella habita,
y -lo que es más-, serás Hombre, hijo.

Rudyard Kipling

miércoles, 2 de febrero de 2011

El primer día.

Siempre hay un primer día para todo. No había pensado nunca en tener un blog, y mira por donde aquí estoy, escribiendo mis primeras frases en éste. Aún no sé qué intención va a tener, imagino que lo mejor será dejar que vaya tomando forma, como la vida misma. Algo sí sé, y es que este espacio me lo reservo para mí. Y si alguien me sigue, seguro que será alguien a quien verdaderamente le he reservado un hueco en mi corazón. Curiosamente, esta iniciativa surge a raiz de un curso que estoy realizando para aplicar las TIC en el aula, y ya he comenzado a poner en práctica muchas de las cosas que he aprendido, sin embargo, como ya he dicho, creo que este blog deseo que sea algo más íntimo. Un lugar donde poder reflejar el sentir de mis días; algo que últimamente no me resulta tan fácil como antes. No sé cómo ocurre, pero resulta que con los años parece que me he vuelto demasiado pragmática y me he olvidado de decorar mis vivencias, buenas o malas, con este envoltorio tan rico que son las palabras. tengo la necesidad de escribir para mí, para darle valor a los momentos, que de no pararme a pensarlos, pasarían sin más de largo, dejando quizás algún vago recuerdo. Deseo volver a mí, a ver si así me encuentro...