Vía intravenosa, así te invadirá el torrente oscuro que sentirás desbordando tu río de vida. Un viaje sin retorno, un laberinto serpenteante de sombras donde tu voluntad se diluirá gota a gota. La mordida de la aguja no dejará escapar a su presa, serás esclavo de la química que inyecta. Creerás soñar por un instante, pero, de repente, tu alma navegará por un océano de agónicas pesadillas. Tampoco desearás la calma, porque vendrá al naufragar en la playa de la soledad más absoluta. Vía láctea de la adicción, una espiral descendente hacia un abismo sin fondo. Solo hay una salida: no entrar.
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