domingo, 20 de agosto de 2023

EL "NUMBER ONE" DE LA FELICIDAD

 Ayer leí un artículo de estos que últimamente te encuentras por todas las RRSS hablando sobre las  cinco claves de la felicidad. A mí este tipo de psicología enlatada que pretende solucionarte la vida haciéndote una lista como si de los mandamientos divinos se tratara, me enfada sobremanera, pero como volvía a estar insomne, me picó la curiosidad sobre cuál sería esta vez el TOP TEN, bueno, TOP FIVE, que todavía tiene más mérito, de la FELICIDAD.


¿Te apetece saber cuál de ellas es la “número uno”?  Quédate conmigo. Hoy en BATIBURRILLO y  en DÍA A DÍA, "EL NUMBER ONE DE LA FELICIDAD".



Debo decir que el artículo tenía más razón que un santo. Claro que no decía nada que no fuera tan obvio que me parezca a mí relevante como para ser motivo de interesante lectura. No obstante, no es mi intención destriparlo. Critico las listas que pretenden ser una receta infalible para conseguir la felicidad porque, la mayoría de las veces, se convierten en sí mismas en un motivo de infelicidad. A menudo, casi de manera inconsciente, el lector interpreta la lista como los criterios de un examen y, conforme lee y observa que no  cumple alguno de esos ítems, va quitándose puntos hasta darse cuenta de que está suspenso en felicidad, así que, lo más probable es que finalice la lectura más desanimado de lo que empezó. O sea, más lejos aún de esa ansiada felicidad.


Pero dejando un poco de lado mi crítica a las listas lowcost, me voy a quedar con o que a mí me pareció el mejor de los consejos para ser feliz: “No hagas aquello que no quieras hacer de corazón”.  Mmmmmm, claro que sí, elemental, querido Watson.

Justamente llevo todo el verano sufriendo una ansiedad que no correspondía con el estado de felicidad en el que debería estar sumida tras haber obtenido mi plaza y el motivo no es otro que incumplir este gran mandamiento.  Pero, vamos a ver, alma de cántaro, ¿es que de verdad se puede no hacer cosas que no quieres hacer?


Que conste que, como ya he dicho, estoy totalmente de acuerdo con las claves de ese artículo, pero es que me parece una utopía. Sobre todo, porque se enfrenta a otra de las claves de la felicidad que propone el mismo artículo, que es socializar. Desde mi punto de vista y sobre todo desde mi experiencia, ser un ser sociable y no hacer cosas que no deseas realmente de corazón son dos trenes enfrentados en la misma vía a toda leche: una catástrofe inevitable.

Cuando eres consciente de que te hace falta crear vínculos con otras personas para sentirte bien, también compras el paquete de hacer cosas a veces por esas personas que no te apetecen demasiado o incluso nada; y si descubres que cuantos menos gestos para cumplir con los deseos de otros, mejor estás, también deberás asumir que eso implica tener cada vez menos vínculos con otros.  Bueno, también está la opción de ser un “jeta”, que supongo yo que realmente es la verdadera clave, pero que como no queda bien, no lo dicen así en los articulitos estos: me refiero a ése o ésa que se las da de peazo amigo/amiga, que sin haberse pringao en nada aparece en el último momento y su sola presencia ya le vale la medalla porque, como era casi imposible que estuviera allí, estarlo ya es motivo de agradecimiento infinito, pero la fiesta ya estaba montada, la mudanza ya estaba hecha o el regalo ya se había ido a comprar por otros… No sé si me explico. ¿Tú conoces a alguien así? ¡Yo seah!


Como yo suspendí en primero de jeta y me quedé repitiendo el curso hasta que me echaron por imposible de esa escuela, resulta que, según el artículo que me ha hecho tanto reír esta madrugada, yo jamás de los jamases seré feliz. Pero como no me da la gana de que me echen de la escuela de la felicidad, mejor escribo al respecto, que es mi modo de mandar a la mierda lo que fastidia. Y mirad, esto sí que es un GRANDÍSIMO CONSEJO PARA SER FELIZ: MANDA A LA MIERDA ALGO DE VEZ EN CUANDO,  que sienta de cojones.


Por más que, poco a poco, he ido reduciendo el número de personas por las que renunciaría a hacer SOLO lo que me salga del corazón en cada momento, nunca consigo dejar el marcador a cero. Siempre hay, afortunadamente, alguien en tu vida que merece que no solo hagas lo que te nace, sino que también haces no que no te nace desde un principio, porque te nace hacerlo por ser ese alguien quien es. 

Pero, ojo, una cosa es eso, que con relativa facilidad encajas porque sabes que te hace feliz el mismo esfuerzo, ya que, repito, esa persona es de tus elegidos que lo merecen, y otra es caer en trampas. Sí, sí, en trampas….Os voy a contar una historia.


 Érase una vez una chica, como tú o como yo, que cada vez es más feliz porque a lo largo de su vida, ha ido superando etapas, consiguiendo con mucho esfuerzo lo que ha creído que realmente deseaba. Por el camino se dio cuenta de que su definición de felicidad era su paz. Conseguir aquello que le reportaba paz en cualquier aspecto vital, era ir por el camino correcto. De hecho, puede decirse que vio claramente un buen día que la felicidad no era su meta, sino que la felicidad era recorrer ese camino de baldosas amarillas limpio de obstáculos que ocultaran esos dorados adoquines. 

Por esta razón, no de la noche a la mañana, pero sí con el devenir de los tiempos, fue dándose cuenta de que debía de desprenderse de deseos materiales que no hacían más que generarle ansiedad. Se dio cuenta de que lo que la hacía infeliz no era no tener ese objeto de deseo, sino el desearlo y no poder tenerlo. Se empezó a preguntar sobre la necesidad real de aquellos objetos y al realizar un análisis honesto, pudo llegar a la conclusión de que, la mayor parte de las veces, sino todas, la única necesidad que observaba no surgía hasta que no se comparaba con otros que los tenían.  

Cuando fue consciente de esto, dejó de desear con tanta avidez esos objetos. De repente, barrer esos deseos de su camino de baldosas, no solo le daba paz, sino que, para colmo, le reportaba  poder: el poder de estar por encima de banalidades a las que otros están esclavizados. Se sentía en paz, libre y poderosa.

Luego que hizo la primera limpieza de objetos, aprendió que barrer es un trabajo que nunca debe dar por hecho. Siempre iban a volver a asaltar su camino dorado mercachifles tratando de venderle necesidades que no tenía, pero cuando el barrer de una buena mañana se convirtió en un hábito, le resultaba más fácil no dejarse encandilar.

Luego tuvo que aprender a hacer una limpieza más difícil: la de la gente. Al principio creía que cuanta más gente estuviera con ella en su perfecto camino de oro, más felicidad tendría, pero se dio cuenta de que mucha de esa gente, lo único que hacía era ensuciar su sendero. Que no sabía muy bien cómo lo hacían pero que, en las partes llanas, siempre estaban, pero, en las cuestas, cuando necesitó ayuda para subirlas, por más que miraba, siempre se le perdían la mayoría.

Así que, pensándolo bien, se dijo que no perdía nada por dejar de esforzarse en ayudar a esa gente a subir sus cuestas. Lo más que podía pasar era que dejaran de estar presentes en las rutas gozosas. Y así fue, con el paso del tiempo, se dio cuenta de que estaba bastante más sola incluso en los tramos donde antes habría estado su camino lleno de gente para celebrar sus logros. 

Aunque, curiosamente, no se sintió más sola. Lo que ocurrió fue que pudo dedicar más tiempo de calidad a disfrutar con la gente que quedaba para celebrar. Eran celebraciones menos ruidosas, pero se escuchaba mejor la música. Y, por otra parte, eran menos las veces que tenía que apartarse de su camino para ayudar en las cuestas de los otros.  Y, por si fuera eso poco, se sintió más poderosa aún al jactarse del valor de las personas que aún quedaban en su vida. Así que comprendió que esa limpieza también había sido útil: más en paz, más libre, más poderosa y más, mucho más feliz.


Como ya hizo con los objetos, analizó la verdadera necesidad que tenía de cada una de las personas que había querido tener a su lado. Entendió que el amor no es un acto incondicional, como le habían tratado de meter en la cabeza: que el amor de uno se lo tienen que merecer, no es algo que se regale sin más.

 Sobre todo aprendió que el amor, bien entendido, empieza por uno mismo y que por esa razón, si aceptas que te traten mal en respuesta al amor que tratas de dar, solo consigues devaluarte y te desmerecerán. Así que no, dejó de medirse por el amor que creía poder ofrecer, para empezar a dedicarse el amor que creía merecer así misma. Tan solo tuvo que limpiar cada mañana bien su espejo, hasta ver en el reflejo su prioridad: su paz.


Pero, como ya os he contado, tras su selección natural, afortunadamente aquella chica contaba con personas que nunca se habían ocultado en las partes duras del camino, que se congratulaban de sus logros y estaban dispuestas a celebrarlos con ella y que respondían a su amor con el mismo amor. Por esas personas, le nacía hacer cosas hermosas, pero también haría lo que no le apeteciera si lo requerían. Tan solo por hacerlas felices. Porque si algo les hiciera felices, también compartiría esa felicidad, así pues, aunque no hubiera muchas personas de esa clase en su vida, no fallaría. 

No obstante, recientemente se ha dado cuenta de algo que lo complica todo si no se anda con cuidado. Alguna de esas personas, tienen en sus propios caminos muchos obstáculos que no han barrido y, sobre todo, mucha gente ruidosa de la que no ha aprendido a desprenderse, de la clase jeta.  La clase jeta tiene una gran habilidad como ya he contado de desaparecer en las cuestas, pero también tienen otra habilidad aún más interesante, es de quinto de jeta, por lo menos, que es hacer que alguien que ha seleccionado en su camino a esa persona en común, crea que debe ayudar en esa parte de la cuesta soportando la carga de dos, aunque esa carga sea una necesidad generada de manera superflua por la jeta. 

Sé que os hecho un lío con tanta metáfora, pero vaya, os lo simplifico: la jeta de turno tiene la ocurrencia de hacer algo que cree que su amiga X, a la que llama del alma, necesita, cuando en realidad, no lo necesita en absoluto. La jeta se lo cuenta a la amiga Y, sabiendo que, para esta última, es imposible decir que no si se trata de cubrir una necesidad de la amiga X , a la que ella tiene como una de sus pocas personas preferentes. Como consecuencia, la amiga Y se hace cargo de todo, sin recibir ya más ningún apoyo de la jeta, que plácidamente esperará al último momento para aparecer y llevarse el amor y agradecimiento de la amiga X por haber cubierto una necesidad que ni siquiera sabía que tenía.  


Lo que ocurre es que la amiga Y, esta vez, ha tenido que pararse a analizar la situación porque la paz de su camino de baldosas amarillas se estaba poniendo en grave peligro. Ha vuelto a sentir una ansiedad que no le correspondía y teniendo ya el buen hábito que tiene, ha llegado a la conclusión de que este no es uno de esos momentos en los que le corresponde a ella desviarse de su camino para ayudar en ninguna cuesta de nadie, es más, cree que efectivamente, ya lo ha hecho, de otras maneras en este trance; pero, cargar con los antojos propuestos por la jeta, no. Eso, si esta persona quiere, que lo haga ella. Hoy se ha dado cuenta de que incluso puede colaborar porque pudiera resultar agradable para la amiga X, pero una cosa es colaborar y otra cargarse ella con el trabajo de las dos, así que, considerando que en nada ayuda a X si ella siente ansiedad, ha decidido no dejarse llevar por los subterfugios de jeta. Esta vez, si tan amiga de alma es, que se lo curre ella solita.  Que no es a jeta a quien tiene que ayudar, que es y siempre será a X.

¿Qué cómo termina esta historia? Pues no lo sé, en ello estamos. Esta madrugada que, como digo, he llegado al punto álgido de ansiedad de este verano, he salido a caminar a las tres de la mañana, desesperada por no poder dormir y, durante las dos horas que he estado calmando a base de cardio mi cabeza, he llegado a la conclusión de que mi ansiedad estaba provocada por haberme creado la obligación de hacer por alguien algo que no me nace del corazón, y que esta ocasión sí es una de las que perfectamente puedo, Y DEBO, no hacerlo. Porque ese alguien no lo necesita, ni me lo ha pedido y porque, aunque pudiera ser de su agrado, es otra persona quien lo ha ideado, pero que luego, se ha quitado de en medio, así pues, lo lógico es que, si le nace a ella, que lo trabaje ella. Que yo con gusto me sumaré a lo que organice, pero no seré yo quien se cargue con más estrés, que, para colmo, me hace parecer que tengo afán de protagonismo, que incluso así lo ha insinuado. 

Por lo pronto, le he escrito para informarle que rehúso seguir organizando sus ideas por la ansiedad que el poco apoyo recibido me está generando, y que delego en ella, que para algo fue su ocurrencia inicialmente. 

Han pasado más de diez horas y no tengo el gusto de que ni si siquiera se haya dignado a contestarme, así pues, me ratifico en mi decisión y en la percepción que de esta persona, como graduada en "jetalandia", ya me he hecho.


jueves, 3 de agosto de 2023

QUÉ TRISTE ADIÓS (12 julio- 01 agosto, 2023)

 


El 12 de julio me desperté con un mensaje en el grupo de VOLUNTARIOS GAB por el que supe que había que asistir a una camada de cuatro gatitos recién nacidos que, al parecer, habían sido abandonados por la mamá.



Como estoy de vacaciones, sabía que tenía el tiempo necesario para dedicarme a ellos y, aunque me daba  bastante miedo por mi inexperiencia con lactantes, no me hizo falta mucho para decidirme a intentar cuidarles y salvarles. Nos repartimos el trabajo entre dos compañeras. María se hizo cargo de dos y yo de los otros. Además, María, que es toda una experta, me asesoró sobre cómo tenía que proceder para tener más oportunidades de éxito.


Tal vez, sabiendo lo difícil que es que salgan adelante, no debí ponerles nombre a los dos chiquitines que acogí, pero pensé que lo primero que tenían que tener estos dos pequeñines para tener más posibilidad de sobrevivir, era mucho amor. Por eso, debían dejar de ser solo dos gatitos más, debían ser MIS gatitos, con su identidad bien definida para nunca olvidarlos. Cloudly, gris, me recordó a un día nublado; y Sunny, pelirrojo, por el contrario, sería el día soleado que nace cada día de verano.

Pero el amor no es suficiente. Esto es lo primero que te recuerda y te enseña cuidar de algo tan delicado: que por mucho amor con el que emprendas la tarea, no tienes asegurado que vaya a salir bien. 

Cloudly, aguantó una semana. Sunny se ha ido al cumplir la tercera. Tampoco han sobrevivido sus hermanos a cargo de María. Sospechamos que, desgraciadamente, nacieron ya con algún problema, genético o vírico, que ha ocasionó el abandono de su mamá y el fatal desenlace a pesar de nuestros esfuerzos.

Aunque desde el principio sabíamos que esto era una posibilidad muy probable y que debía estar preparada, es duro verlos vivos en un momento y al rato siguiente ver que se les escapa la vida. Y, como si llevaran en mi vida desde hace mucho, siento la necesidad de ofrecerles mis palabras como despedida, y necesito mi despedida para calmar mi pena.

Del 12 al 19 de julio, 2023: CLOUDLY

¡Qué corto ha sido tu paso por este planeta! Tan solo una semana de haber venido al mundo y anoche te fuiste dejándome tu último aliento en mi pecho.

Supongo que así son las cosas, Cloudly, pero no voy a permitir que tu breve tiempo
caiga en el olvido, por eso te escribo estas letras. Mi pequeña nube parda, mi suave
día gris, de esos que te gusta estar en casa;
he intentado que tus días junto a mí fueran agradables. Te he cuidado con la esperanza
de verte crecer y de que fueras la fortuna para una familia que te amase después de mí,
pero no ha podido ser. Dejas lágrimas en mis ojos
porque tu corazoncito latiendo se ha metido en el mío y cuando se paró, cansado, fue
inevitable lamentar que tu pequeña alma me dejara así. También has dejado solito a
Sunny, y creo que, aún sin haber abierto
sus ojitos, te extraña, porque ya no encuentra la piel tras la huella de tu olor.
Ojalá, desde ese arco iris donde descansáis los inocentes, estés ya velando por tu
hermanito y que él consiga lo que tú no has podido. Ayúdame, corazoncito.
Mi pequeñita Cloudly, gracias por estos días. A pesar de todo, no me arrepiento de
haberte tenido.
Eres una nueva lección en mi vida, bonita. Aunque ha sido dolorosa tu marcha,
sé que soy capaz de llevar a cabo esta tarea y tal vez pueda ayudar a otros como tú
a sobrevivir y empezar una buena vida. Ojalá el primero sea tu hermanito.
Te oiré maullar desde el próximo arcoiris.
Y hoy, cuando ya pensaba que Sunny saldría adelante, también él me ha dejado,
como tú, de repente.

Del 12 de julio al 1 de agosto, 2023: SUNNY




Se multiplica por mil la tristeza, cuando se cumplían hoy tres semanas de tu nacimiento, Sunny. Cuando ya te he visto abrir los ojitos y con ellos me has mirado para enamorarme. Cuando ya me ronroneabas cada vez que te acariciaba, cuando ya buscabas alguna parte de mi mano para darme tu cariño a mordisquitos. Creía que me dolería la despedida al dejarte al cuidado de otra mamá, pero ya no pensaba que la despedida sería perderte para siempre. ¡Oh, Sunny, cómo siento que no hayas vivido más! ¡Cómo puede algo tan pequeñito dejar un vacío tan enorme! Qué poca fortuna habéis tenido tú y tus hermanitos. Ojalá, al menos, ahora estéis todos juntos y sea la eternidad inmensa felicidad para los cuatro. Agradezco cada minuto que he pasado cuidándote. Aunque tremendamente breve, ha sido precioso tu tiempo y sé que sabes que no he podido darte más mimos y más amor. Cuando pensaba que solo sería vuestra mamá de paso, he sido vuestra única mamá. Así que a mí me corresponde lloraros, pensaros y recordaros. He vuelto a casa con el transportín vacío, he recogido tus cosas y he tratado de descansar. Pero todas estas noches, has dormido a mi lado y ahora no estás, así que no he soportado tumbarme en la cama sin que vuelvan a llenarse de lágrimas mis ojos. Por eso, escribo como lo hice para Cloudly, para acompañarte un ratito más en tu viaje al arcoiris, para decirte adiós, para decirte hasta siempre. Mi achuchable criatura dorada.