sábado, 18 de mayo de 2019

Y, POR FIN, LLEGÓ EL DÍA: 16 de mayo de 2019

Por fin, después de un mes y diecisiete días, llegó el momento de hacer entrega de los "babypelones" (hemos llegado a 60) que me habéis regalado por mi cumpleaños.

Mi cumpleaños... Nunca he celebrado un cumpleaños más largo y más feliz. Desde el primer día tras comentaros la idea del cumpleaños solidario, he estado recibiendo muñecos y, cada vez que llegaba un peloncito a mi vida ha sido recibir un pedacito de felicidad. Felicidad porque me ha emocionado toda la gente que os habéis sumado  mi propuesta. Felicidad por saberme tan acompañada en vuestros corazones, felicidad porque pensaba que la aportación económica a la investigación del cáncer iba creciendo y felicidad al anticipar lo bonito que iba a ser entregar los muñecos a los niños en el hospital.

Pero lo que no imaginaba es que la entrega se iba a convertir en algo tan especial. Cuando me puse en contacto con el hospital para comentarles que quería hacer esta donación me dijeron que hablara con María José, una mujer que trabaja para la asociación que se ha encargado de coordinar la entrega al hospital. Ella se emocionó con la idea y, en seguida, se puso a trabajar para que pudiera acudir con algún alumno de los que han colaborado y con algún amigo... Pero la cosa ha ido a más...

Al poco de hablar con María José, me llamó para decirme que la representante de prensa del hospital, Marina, quería hacer una nota de prensa, que también le pareció la iniciativa digna de hacerla pública, así que, un poco abrumada por esto, pero también ilusionada, mantuve en secreto el tema con los niños, porque no quería condicionarles, ni que eso motivara el que me aportaran más muñecos. Que no lo he dicho antes, pero es que al comentarles a mis alumnos en clase lo que iba  a hacer por mi cumple, queriendo darles una idea de cómo hacer de sus propios cumpleaños algo solidario, lo que hicieron fue sumarse al mío, así que durante todo el mes de abril, día sí, día no, he tenido regalitos en clase y sus pelones me han acompañado junto con mis libros y sus exámenes...

Finalmente, la nota de prensa se ha convertido en un directo para Canal Sur y un artículo en el ABC (pincha para leer el artículo) Sevilla, así que ¡hemos salido en la tele! ¡Menuda vergüenza que pasé! Pero también ha sido un momento divertido y emocionante que seguro que mis 5 alumnos no olvidarán en algún tiempo, porque todos teníamos en la cabeza que difundir la noticia puede servir para aumentar las posibilidades de que más gente nos copie y se haga más grande la aportación. 



Y lo que sin duda no vamos a olvidar ninguno en mucho tiempo fue lo que no se ve en la grabación: la entrega a los 12 niños que estaban hospitalizados en ese momento en la 4ª planta del materno. 

Todos, por desgracia, tenemos en la mente a alguien cercano que ha sufrido el cáncer, algunos nos dejaron prematuramente por culpa de esta enfermedad y nos llenaron el alma con la tristeza de su ausencia para toda la vida. Otros pueden contarlo y nos llena de esperanza saber que se puede... Mis alumnos, las madres que les acompañaban, mi hermana y mi amiga Rocío (en representación de todas mis amistades y contactos que habéis participado) y yo misma, hicimos entrega de los babypelones a cada niño que encontramos tras cada una de esas puertas que abrimos deseando que nuestro regalo fuera mágico, deseando que la esperanza que queríamos transmitir fuera la cura para todos ellos...

Ha sido duro ver las caritas de esos niños tan pequeños y saber que están luchando tan duro para
seguir aquí con sus padres, sobrecoge escuchar la risa espontánea de uno de ellos que llenó de repente cada milímetro del espacio. Los más pequeñines, que tal vez tienen la ventaja de no ser muy conscientes de lo que les pasa, tomaron sus nuevos amiguitos avainillados, los olieron y nos sonrieron.  Angustia el gesto enfadado de una adolescente, de la misma edad que mi alumna que le entregó su muñeco. Era fácil saber lo que decían sus ojos...  Tal vez, ella fue la que me quitó el sueño esa noche.

Nos guardamos la emoción dentro del lagrimal, admiramos la dedicación y fuerza de espíritu de los que trabajan a diario con estos niños y también con el dolor de sus padres. Porque la enfermedad no es solo de quien la padece, eso los sabemos todos muy bien. Contuvimos la emoción, pero no fue en vano, porque así pudimos también dejar que sus rostros se nos quedaran bien grabados en nuestras retinas. Su recuerdo nos debe servir para apreciar más nuestra propia vida, que ninguna enfermedad nos ata a la cama de un hospital y que, por tanto, tenemos la obligación de vivir más y mejor. Más felices, entendiendo la felicidad como lo que es, un trabajo diario con uno mismo, el más difícil y el más fácil a la vez, porque solo requiere de una cosa: decidir serlo. 

Gracias a Aurora,  Mariluz, Joseillo, Christian, José Miguel, Isabel, Victoria, Covadonga, Inma, Leticia, Grato, Amparo, Carlos Salobreña, Mª Carmen León, Rocío, Mª Carmen Seguiri,  mi Mª del Mar, Águeda, Celeste, Ángela, Mariví, César,  Miriam, a mis farmacéuticas, a mi hermana Irene, Mónica, Irene García,  Ana ("madre de acogida" de mi Tiza), Carlos y Fernando, Ana (mi compi de coche de la Línea), mi Joan, Francis, Jorge, Eva "madrina", Juani y Aníbal, Mª del Mar Montoro, Jesús, Virginia (mi mejor vecina), Pilar y, como no, con un cariño enorme, gracias a mis alumnos: Juan, María González, Carla, Nerea, Sandra Blanco, Juanma, Anastasiya, Susana, Alba, Sandra Biedma, Jaime, Saúl, Cristóbal, José, Celia y Alejandra, Íker, Sergio, Paula, Cándido y Erka. A vosotros y a vuestros padres, especialmente a Virginia que me ha hecho además de taxista. Gracias por haber hecho todo esto posible.



Gracias también a todos los que os enterasteis tarde del asunto y que por eso, estoy segura, no habéis tenido ocasión de participar, pero sí de llenarme de orgullo con vuestros mensajes. Muchísimas gracias de verdad, porque puede que no busque el reconocimiento, pero tenerlo es una gran satisfacción que disfruto con la mayor humildad posible.

Incluso gracias a la persona que me generó tal malestar aquellos días previos al 1 de abril que necesité hacer algo que llenara de energía positiva mi alma para contrarrestar  la amargura que dejó  su paso por mi vida. Gracias, porque me has dado la oportunidad de DARLE LA VUELTA, y algo mejor, recordar cómo hacerlo siempre.