sábado, 27 de febrero de 2016

OLE, OLE, OLE, HE IDO A VER THE HOLE

Pues sí, hace a penas diez minutos que he vuelto de Cádiz, de disfrutar de The Hole en el teatro Falla. Así que super feliz. Original, transgresor, interactivo; fusión de circo y cabaret con números espectaculares, a la par que sensuales hilados con el humor... 
Realmente lo he pasado fenomenal. Luego, tapas y cañas en el barrio de la Viña rememorando las tres horas de sonrisa que nos ha brindado el show... Maravillosa forma de empezar el fin de semana, aunque realmente mi buen humor empezó ayer...

Hoy, a pesar de que las presiones que me acechan, siguen estando muy presentes, me he levantado con unas energías renovadas, y es que en esta vida interina mía, en muchas ocasiones, lo peor es sentirte lejos de todos y de todo. Hasta cuando la situación va bien, se echan de menos las buenas amistades, pero si además llegas a un bache en el camino, entonces todo se puede hacer muy cuesta arriba. Así que cuando alguien nuevo aparece y suena ese click en mi corazón que me dice: «encaja», sólo puedo celebrarlo y ser feliz. 

Llevaba ya cosa de un mes bastante de bajón. Hasta el último momento he estado indecisa en cuanto a ir a Málaga en este puente, pero mi bolsillo no anda boyante y tomé la decisión de quedarme. Pensaba quedar con un viejo amigo, pero al final me llevé la decepción de que no podría ser, así que no pintaba muy bien estos días de ocio. Pero, como suele decirse, si se cierra una puerta, se abre una ventana. Lo cierto es que la ventana viene acompañada de un aire fresco que me ha removido el alma. 

Lo mejor de recorrer Andalucía trabajando de Instituto en Instituto es que, a veces, sucede que encuentras perlas, ya lo he dicho en otras ocasiones. Así que ya puedo hacer una pequeña lista de personas que serán ya por siempre parte de mí. Algunas veces, el destino me permite volver a compartir físicamente momentos nuevos, otras veces les hecho de menos y hablamos por teléfono anhelando que entre nuestras palabras hubiera una caña de separación y no kilómetros de carretera, pero, el cualquier caso, cada cual en su momento, fueron uno de esos clicks que para siempre quedarán adheridos a mis sentimientos. No es frecuente, pero cuando ocurre, sucede repentinamente, sin esperarlo.

A veces, como ahora, después de un trimestre, un buen día, en una quedada como tantas de compañeros, de esas que se hacen por no estar solos, un comentario en una conversación inesperada, hace que sepas que esa persona va a ser una de esas perlas. Si además, como ahora, sucede en el peor momento del curso, cuando más sensible, irascible, agobiada y desubicada me encuentro, la perla vale el doble. 

Compartir contigo el desayuno ayer junto a la playa ha sido lo mejor que me ha ocurrido en este mes. Porque esas dos horas han sido el principio de una amistad y somos conscientes de ello. Por eso he brindado esta noche y ni la lluvia ha deslucido lo bien que lo he pasado. The Hole ha sido la guinda, pero aún no nos hemos comido el pastel.

Qué bueno que no te ha  resultado nada difícil hacer que me sienta bien. Qué bueno darme cuenta de que he hecho exactamente lo mismo por ti. Qué fantásticamente bueno es que nos salga sin más, porque te juro que en ocasiones lo más fácil parece ser lo más difícil. Así que es un alivio no tener que esforzarme por disfrutar de tu compañía. Voy a dormir, y me voy a la cama sabiendo que mañana, en cualquier momento, surgirá algo que compartir.  






Hay que entrar en el agujero para salir del agujero...


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