lunes, 23 de marzo de 2015

UNA MARGARITA PARA MARIBEL

Aunque estos primeros días de primavera están siendo algo desapacibles, hasta la lluvia se siente con alegría ahora. Y es que el ambiente huele a verde nuevo y flores nacientes, preámbulo de días más largos que me acercan al mar.

En mi sendero diario me he encontrado con una reunión de margaritas, radiante blanco jovial que me ha puesto sin pensar una sonrisa en el gesto. Las margaritas simbolizan lealtad y amistad, quizás por eso (y porque ya mismo me tocará acudir a un nuevo destino, al mirarlas, me he acordado de una persona que ha demostrado ser precisamente eso, una amiga leal. Una buena amiga para mi madre y, por extensión, alguien que se preocupa sinceramente por mí.

Hoy, las esplendorosas margaritas primaverales me susurran palabras de gratitud. Por ser una buena compañía, por ser un apoyo incondicional en tantas ocasiones, por tu cariño... Sé que todo es recíproco en cuanto a lo que mi madre supone en tu vida; pero también eres muchas veces todo eso para mí sin esperar nada a cambio. Aunque no sea precisamente el súmmum de la simpatía en más ocasiones de las que quisiera contar, valoro más de lo que puedas imaginar tu presencia en nuestras vidas. 

Además, no es lo mismo empezar una nueva sustitución sin haber hecho el viaje expeditivo al nuevo destino sin ti. Esto es ya casi una tradición y, aunque no lo muestre, me gusta que sea así, por lo que, si puede ser, espero que vengas con mi madre a acompañarme a donde quiera que me manden después de Semana Santa (confío en que lo hagan, claro...).

¡Feliz primavera, Maribel! Esta margarita hoy es para ti. Sigue siendo tú una margarita para nosotras. Un abrazo.

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