sábado, 27 de septiembre de 2014

Probando con el microrelato: AMANECER TATUADO


Ella siente la sangre rugir hinchando la húmeda piel de sus labios mudos que, a su paso, se abren voluptuosamente cuando el amanecer la obliga a contemplar aquel monte níveo, únicamente manchado por la tinta hirviente que derramó para forzarla a recordar su nombre.

martes, 23 de septiembre de 2014

PRIMEROS PASOS EN SANLÚCAR LA MAYOR


La incertidumbre en la que he vivido este verano (que en la semana previa a la apertura de la bolsa de interinos ha rallado los niveles de ansiedad máximos tolerables por un cuerpo humano y que ha causado estragos en mi estado de ánimo) ha quedado por fin resuelta desde el día 10 de Septiembre. Veinticuatro horas antes lloraba sin parar de la misma tensión que, a pesar de mis esfuerzos, se ha acumulado durante estos meses de "vacaciones". Tras someter a mis neuras a unos cuantos y vaciarme de lágrimas y berreos, el día 10 me levanté dispuesta a respirar junto al mar y punto. Y allí fue donde estaba cuando LA LISTA se abrió con un día de retraso. Os aseguro que me temblaba la mano cuando pinché sobre mi nombre para saber por fin en qué puesto me situaba este curso, pues de eso dependía que trabajara antes o después. Esperando lo mejor y preparada para lo peor, por fin, abrí el deseado enlace. Y allí estaba yo, situada de la mejor manera posible, con todo lo que eso implicaba. El corazón se me salía del pecho y quería gritar, reír y llorar a la vez. Unos cuantos what´s apps para compartir la noticia con mis más allegados y, aunque estaba sola, me digo que tengo que celebrarlo, aunque todavía quede por ver con qué rapidez se mueve esa lista. Pero, para que después no me critiquen por no tener pensamiento positivo, me tomé una cerveza a mi salud y a la de todos los que me acompañáis siempre de una u otra manera, visualizando que mi próximo destino esaba próximo.
Lo cierto es que sí que ha estado próximo. Me llamaron al día siguiente. Veo en la pantalla del teléfono el número kilométrico que solo puede ser de una Delegación y otra vez me tiembla la mano, "¿ya?", "¿dónde será?".

Delegación de Sevilla. IES Virgen del Rosario en Benacazón. 

A pesar de que Sevilla nunca ha sido mi destino preferido por experiencias previas, salto de alegría porque empezaré el curso. No podía pedir más. 

Pero he recibido mucho más de lo que esperaba. Para empezar la baja que cubro va a ser algo más extensa de lo que en un principio pensé. La locura de encontrar piso ha resultado en esta ocasión la vía para conocer  una persona increible a la que sé que voy a querer toda la vida por la forma que ha tenido de acogerme. Me refiero, cómo no, a  mi casera: Juani. En realidad ella se merece un post propio. Ya desde que la llamé por teléfono le tocó tranquilizarme, y luego, aquí, me ha tenido en su casa, me ha dado de comer, me ha enseñado el pueblo para que me aprenda los caminos y no me estrese con el coche, se ha parado a charlar largo y tendido conmigo y hasta hemos bailado como locas al son de canciones de los Beatles, que, por si mi primera semana no hubiera sido ya perfecta, el viernes pude gozar de un concierto de Los Escarabajos en las fiestas patronales de Sanlúcar la Mayor, que es donde le he alquilado el piso.

Me dice Juani que si me apetece tomar unas cañitas. Le digo que sí. Y cuando estamos en su casa dispuestos a salir (nosotras y su marido, que es igual de amable que ella), me pregunta que si me gustan los Beatles. Aún no sé que me va a proponer, pero los ojillos me chispean. ¡Pues sí que me gustan, sí! Y encima resulta que el grupo que los versiona es muy bueno. No podía entender como todo el mundo estaba sentado escuchando sin más, ¿cómo no saltan a bailar? A mí los pies me tiraban hacia el escenario y cuando sonó el Sargent Pepper´s ya no pude más (las cervecillas ayudaron a que ya no controlara  mis zapatos). Y allí me tenéis, yo sola dando botes y cantando como si me fuera la vida en ello. ¡¡¡Libre!!! ¡¡¡Libre!!! 




¡Qué sensación! Cuando me acosté el viernes no podía quitar de mi cara esa sonrisa boba del que tiene todo lo que quiere y no necesita ni una "mijita" más. Tengo un piso estupendo, unos caseros aún más geniales, el centro donde trabajo tiene un buen ambiente y también me he sentido muy bien acogida (he de mencionar aquí a la conserje, Inma, que es mi ángel en el insti), mi gata se ha portado de diez y se metió ella solita, sin dar problemas, en el trasportín cuando mi madre me la trajo el jueves y hasta he conseguido solucionar por fin el temita del teléfono que me ha dado quebraderos de cabeza desde el día 5 de Agosto. 

Me voy a caminar todos los días. He cambiado mi paseo marítimo por los caminos de campo de la zona, pero mis pasos son fuertes, felices, ilusionados y llenos de gratitud por lo bueno que ahora me está tocando vivir.

El curso no va a ser todo color de rosa, eso seguro. Tengo retos por delante... cierto título de inglés que obtener por mi cuenta, mucho trabajo burocrático que no es mi pasión, y bueno, lo que vaya viniendo, que soy consciente de que la perfección no dura eternamente; pero, es bueno, muy bueno, empezar con buen pie y saber que aquí ya tengo gente que me ayudará. Es una inyección de entusiasmo que me va a durar mucho tiempo. Eso seguro.

Solo me falta compartirlo, así que mi casa en Sanlúcar os espera. 

Y, sin ánimo de ser una abusona, aún pediría algo más a Dios, al destino o las fuerzas cósmicas que nos gobiernen: no puedo ser del todo feliz si las personas que más quiero no pueden serlo. Sé que si mi situación mejora, también mejora la de mi familia en general, pero yo quisiera ver a mis hermanos con la misma ilusión que tengo yo ahora mismo. Hoy, sobre todo, quisiera poder regalarle a mi hermana la mitad de la mía, pero claro, esto no funciona así... Solo quiero que sepas que POR COJONES NOS VA A IR MEJOR.  Mi pronta incorporación este curso solo va a ser el primer paso. TIENE QUE SER ASÍ, ¿de acuerdo? Sé que probablemente ahora estés llorando, yo estoy en la biblioteca del pueblo y también se me escurren las lágrimas. ESTOY CONTIGO, NENA.

domingo, 7 de septiembre de 2014

TRISTEZA DE AMOR


 (Para ti, que sé que lates bastante parecido a mí. No sé cuál será el final de la historia de esta chica, y a pesar del título de esta maravillosa canción que refleja su sentir en este capítulo, recuerda que el libro hay que leerlo hasta el final).


 Hace tiempo, mucho, mucho tiempo atrás (o no tanto), había una niña que iba creciendo asomándose por las noches a su ventana para mirar la Luna mientras escuchaba canciones hermosas que hablaban de amor y que, sin duda, impregnaron su mente de lo  que debía de ser eso, el amor. La hicieron soñadora y romántica y una convencida absoluta de que el amor es el motor que hace girar nuestro mundo.

El idealismo quijotesco en el que se hallaba ya inmersa en su adolescencia y juventud, la llevaron a sufrir no pocas decepciones, pero así y todo seguía siendo abanderada del amor becqueriano, por lo que cuanto más sufría, más verdadera se le antojaba ser la pasión que ardía en su pecho. Y creyendo como creía en los finales felices que auguran todos los cuentos de amor que se precien, el suyo también debía llegar a buen término. 

Nunca fue así.

Un buen día (entiéndase el tiempo como algo elástico, he de abreviar para resumir los años de experiencias, lágrimas y reflexiones), sin dejar de mirar a esa cautivadora Luna suya, entendió que lo que había estado anhelando no existía (al menos, no para ella). Guardó su romanticismo en un cajón (como el de Sabina) y abogó con el mismo ímpetu con el que antes había defendido sus platónicas aspiraciones, por el pragmatismo de cubrir necesidades biológicas. 

Pronto se dio cuenta de que tampoco aquello funcionaba muy bien para sentirse feliz, y es que claro, no dejan de ser necesidades biológicas para el ser humano (e incluso para otros muchos seres vivos, aunque haya bestias humanas que no lo entiendan), el afecto, ell placer que va más allá de lo físico, la conexión impalpable... ¿Qué podía hacer entonces si no podía prescindir de aquello? 

Bueno, como era creativa amplió sus miras. El amor podía ser y de hecho era mucho más que aquello que esperaba de una pareja, encontraría el amor en la familia, en la amistad, en la belleza que encontraba en las cosas sencillas, incluso en su profesión. 

En esta ocasión no erró. Al menos no tanto, pues halló felicidad en todo aquello. Aprendió que la felicidad no está exenta de tristeza, porque cualquiera de las relaciones a las que antes me he referido, a veces, también la hicieron llorar, pero el fondo, el fondo que era lo que contaba, eso, fuera de toda discusión, era bueno.

Ojalá ésta fuera el final de la historia... pero hay días en que nada de esto es suficiente para aquella chica. Vuelve a mirar a la Luna y siente que su corazón está muy lleno, que muchas de las cicatrices de aquellos daños de otros tiempos, le tiran un poco, pero que aún así, sigue latiendo con ímpetu, dispuesto a dar, a dar, a dar... pero entonces, se encuentra con esa parte a la que nunca ha sabido dar respuesta. ¿Cómo es posible que habiendo llenado tanto aquel saco de sentimientos siga siendo tan grande el agujero del centro? Por ahí se le escapa lo que cree que es lo mejor que ella tiene y sin poder hacer nada para evitarlo siente que se desperdicia. Piensa que su amor es como la luz blanca que, al pasar por un prisma, se descompone en todas esas longitudes de ondas que componen el arcoiris y cada uno de los invitados en su corazón absorben solo un determinado color, pero son ciegos al resto, son ciegos al más bello de todos, está fuera del espectro visible, es ese infrarrojo que, a veces, ha tratado de camuflar con uno de esos colores también hermosos, pero no tanto, por si así podía ser captado. Pero no, al final, ese calor regresa huérfano a su origen y sucumbe una vez más en el agujero sin fondo, en su tristeza de amor.

La chica ha observado a su alrededor y ve que no es la única. Hay demasiados corazones agujereados por los que se derrama la misma soledad. Ve a otros haciendo consciente o inconscientemente lo mismo que ella ha hecho y probablemenente siga haciendo la mayor parte del tiempo, no hacer caso al agujero, incluso mentir, rechazar su existencia, ponerle una sábana encima para quitarlo del campo de visión... Pero la noche llega para todos y siempre hay una Luna que nos aguarda para confesar la verdad. 

La chica también ve a algunos que no tienen agujeros. Y solo muy pocos que lo aprecian. Quisiera gritarle al resto que lo aprovechen, pero sabe que es inútil. Hay quienes solo sabrán de su fortuna el día que la pierdan. Es tan inútil como tratar de dar su infrarrojo al color magenta. 

La chica suspira y hoy deja que nuevas lágrimas se conviertan en océano en su agujero. Mañana será otro día para vivir en colores, pero hoy es un día para lamentar que, después de todo, sigue jugando a ganar y nuevamente ha vuelto a perder.